SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con su victoria por 1 a 0, Cruz del Sur volvió a acercarse al líder Deportivo Roca. La misión no fue sencilla. Independiente de Neuquén llegó a Bariloche con un libreto bien estudiado y estuvo cerca de llevarse un punto. El único gol de la tarde fue a través de un exquisito tiro libre de Mauro Aguilar a los 38 minutos del segundo tiempo.
Con muchas variantes obligadas, Cruz del Sur igualmente tenía toda la presión encima. Jugaba en casa y enfrentaba al último de la tabla. Sergio Busciglio debió "romperse" la cabeza para armar una formación que estuviera a la altura de las circunstancias, donde Sebastián Zambrano y Assam Ghislain volvieron a tener una oportunidad para ser titulares.
Por su parte, Fernando Batalla hizo su debut absoluto.
En el fondo, el técnico sorprendió con la inclusión de Tomás Hercigonja dado que la misma provocó que un histórico como Cristian Zobarzo pase al banco de suplentes.
Desde el primer minuto, el local tuvo la iniciativa. Llegó por izquierda y por derecha, pero no podía quebrar el cero. Tuvo una gran chance con un tiro libre de Zambrano que pegó en el travesaño y se fue. Independiente casi no inquietó a la última línea barilochense y el arquero Pablo Schab fue un espectador de lujo.
Nada cambió en el complemento. En otro capítulo de una verdadera novela, Busciglio volvió a sacar en el entretiempo al africano Ghislain. En ese lugar ubicó a un entusiasta Leandro Del Río que jugó muy pocos minutos debido a una lesión. Sin variantes en el banco, el DT debió hacer ingresar al defensor Tolosa y mover todas sus piezas dentro del campo de juego.
A medida que transcurrían los minutos, parecía cada vez más firme la estructura neuquina. Sin embargo, el minuto 38 fue clave en esta historia. Emanuel Quiroga se hizo expulsar tontamente al cometerle infracción sin pelota a Zambrano. Y de esa falta, llegó el gol de tiro libre de Mauro Aguilar quien mostró una enorme categoría a la hora de "acariciar" la pelota.
En los instantes finales, Independiente adelantó sus líneas en forma desesperada. En cada tiro libre a su favor, el propio arquero fue el encargado de ejecutar con el objetivo de mandar a todo el equipo al área rival. Fue mucho ímpetu y nada de claridad. Cruz del Sur apostó a tener el balón en los pies de Aguilar y Ramírez y esperó el pitazo final.