La noche del domingo en Melbourne fue larga para Novak Djokovic, predispuesto a una fiesta para el recuerdo. Lo dijo él: "Claro, tras ganar un Grand Slam, ¿qué esperas? Celebrar es parte de los éxitos".
Y la celebración fue casi inmediata: en el vestuario, el campeón se encontró con una banda de música balcánica, algo nunca visto tras la final de un Grand Slam. El campeón y su equipo saltaron, bailaron y cantaron, ebrios de felicidad.
El extrovertido tenista animó con diferentes parodias y bromas las dos semanas en Melbourne. Su camino tuvo un final más que feliz. Él lo merecía.