La interminable capacidad goleadora de Martín Palermo ha tenido siempre una víctima predilecta. Como en otros tantos duelos de la última década y más, River ha sido testigo directo de cómo el ´9´ platinado ha alzado los brazos delante del derrotado arquero de turno por 16 veces.
Esas son las conquistas del Titán ante el clásico rival, que con el grito del sábado en el José María Minella de Mar del Plata quedó a sólo seis del máximo artillero de los superclásicos: Ángel Labruna.
Pero más allá de los records y de las performances personales, Palermo prefiere enfocar la victoria en el Torneo de Verano como una "muestra del equilibrio en todas las líneas. Estuvimos muy sólidos y concentrados, no regalamos nada y eso es un poco la clave del equipo", puntualizó el goleador en el día después de la victoria por 2-0 ante River.
Más allá de haber sido un amistoso de verano, Palermo consideró que es "un clásico y desde el primer minuto salimos a jugarlo con mucha actitud y eso se vio reflejado en la cancha", admitió. "Cuando tuvimos que tener la pelota lo hicimos y cuando tuvimos que atacar también lo hicimos, pero también presionamos".
Asimismo, Palermo admitió que el de antenoche pudo haber sido uno de sus últimos superclásicos en Mar del Plata, ya que todo lo vive como "si fuera la última vez".
"Por eso hay que disfrutarlo de esta manera, sintiendo las mismas sensaciones al entrar en un vestuario, jugar un partido de estas características, que siguen dando un cosquilleo", añadió.
"Eso es lo bueno y lo mantiene a uno con motivación, además del contagio de mis compañeros, porque eso es fundamental para seguir rindiendo, agregó.
Ampliando su concepto en el funcionamiento exhibido por Boca, el goleador opinó: "Hay que mantener el orden que tuvimos durante los 90´. Es una de las cosas primordiales que transmite Julio (Falcioni, DT de Boca), ya que manteniendo eso nos dará mucha tranquilidad, ya que de mitad de cancha hacia adelante tenemos jugadores para marcar diferencias", remarcó.