Con las reservas que amerita un partido de pretemporada, sin los puntos que tanto para Boca como River siempre son urgentes, el Xeneize empezó a mostrar el estilo que quiere darle JC Falcioni.
Una línea de cuatro solidaria, esta vez dos cinco debutantes (Leandro Somoza y Diego Rivero) y que por cierto hicieron bien los mandados y dos volantes por afuera con participación en el primer gol. Mouche desbordando y Palermo en su mejor versión, con goles, asistencias y hasta con efectivo protagonismo en la defensa.
River, un equipo con más potencialidades a la vista, a partir de lo que se espera de Erik Lamela y Manuel Lanzini, sus dos joyas que aún necesitan un poco de esmeril, junto al ausente Gabriel Funes Mori, careció de esa línea de juego que sí tuvo Boca.
En el balance Boca tuvo una identidad de juego acompañada de efectividad. Mientras que River no mostró cambios de lo que se le vio antes de la pretemporada. Pareció más suelto del medio hacia arriba pero salvo algunas sociedades de Lamela con Lanzini, no hubo que rindiera frutos.
Contrariamente a Boca, la defensa fue inarmónica, como si nadie supiera en qué lugar debía estar, a quién cubrir o relevar.
En este juego de las identidades, Boca se pareció más a Boca. River quedó en deuda aunque tiene el crédito abierto.