Ya mismo: qué fichaje importante entre clubes argentinos recuerda, usted lector. Sin archivo ni internet. Sólo con su memoria. Uno que haya impactado por las condiciones del futbolista y por el dinero invertido.
Un caso, el de Maxi Moralez, de Racing a Vélez, en enero de 2009. Pero el caso tiene sus bemoles. El pase le pertenecía al club ruso FC Moscú y el dinero, en parte, lo puso un grupo empresario. ¿Algún otro? Quizás, Hernán Rodrigo López, de Vélez a Estudiantes, en el invierno pasado. Cuesta encontrar...
De un buen tiempo a esta parte, el fútbol argentino ve empobrecer su mercado de pases. Ahora, ¿de qué hablamos cuando hablamos de mercado de pases? ¿Hay tal cosa en el fútbol argentino?
El mercado parece ser más amplio y el fútbol local aparece como la gran vidriera de futbolistas sudamericanos y el proveedor, con lo mejor de sus semilleros, de competencias europeas ya no del primer orden (Italia-España-Inglaterra), sino de segundo y hasta tercer orden (Ucrania, Rusia, Grecia y sigue la lista).
El vaso medio lleno con el brindan los presidentes de los clubes argentinos dice que no quieren reforzar a sus rivales. Pero lo cierto es que no hay plata. Boca pretende a Leandro Somoza, pero le ofrece a Vélez jugadores en parte de pago. También pretende a Walter Erviti, pero su oferta no es ni cerca lo que pretende Banfield (ver aparte).
El modo en que los clubes pueden incorporar hoy es, además del préstamo, la compra de porcentajes de las fichas en sociedad con grupos inversores.
En el último mercado de pases, el del invierno pasado, los clubes argentinos batieron record de incorporaciones: 147. Esta cifra es la mayor en el historial, pues superó a la de la temporada 2001-02, donde hubo 120. Hoy, seis meses después de aquella movida record, se concretaron apenas 27 incorporaciones, aunque muchas negociaciones siguen abiertas. Boca y Racing se fueron de pretemporada sin sumar a nadie aún. En cambio, San Lorenzo ya incorporó a cuatro, pero ninguno que de antemano eleve la calidad del plantel.
Si en los últimos tiempos se había impuesto la moda del sudamericano desconocido y del refuerzo de la B Nacional, ahora parece imponerse el descarte de otros clubes. Lo hizo River con Fabián Bordagaray y pretende hacerlo Boca con Diego Rivero, ambos desarctados por Ramón Díaz en San Lorenzo. Incluso All Boys se anima a soñar con Ariel Ortega, excluido por Jota Jota López.
De lo poco que se ha concretado hasta ahora, doce operaciones fueron entre clubes argentinos (uno de ellos de la B Nacional), otras diez de jugadores argentinos llegados de clubes del exterior y sólo cuatro futbolistas sudamericanos.
Entre clubes argentinos quizás los intercambios más importantes sean los que involucran a Godoy Cruz: la llegada desde Banfield de Rubén Ramírez y la partida de César Carranza a Lanús. Los grandes participaron con Bordagaray (de San Lorenzo a River) y Johnatan Ferrari (de All Boys a San Lorenzo). Suena a poco. Lo es.
Independiente, por su parte, impactó con la llegada de Matías Defederico, proveniente de Corinthians, en lo que parece ser el fichaje más prometedor, al menos mientras lo de Somoza, Erviti y Boca siga en estado de negociación.
En este sentido, parece que lo mejor está por venir. Estudiantes, Racing y Boca se disputan a Darío Cvitanic, del Ajax. River fantasea con Andrés D´Alessandro. San Lorenzo negocia con Ortigoza (Argentinos). Gimnasia se ilusiona con el retorno de Guillermo Barros Schelotto. Y Vélez podría dar el golpe con Mario Bolatti si finalmente traspasa a Somoza. De los que vuelven al fútbol argentino, además de Defederico, se destacan Pablo Barrientos a Estudiantes (préstamo del Catania) y Diego Valeri a Lanús desde el Almería de España.
Como sea, lo que los entrenadores quieren nunca parece llegar y los que llegan son lo que el bolsillo apenas permite.