Estudiantes redondeó una consagración que difícilmente encuentre antecedentes. Las adversidades lo persiguieron (y lo alcanzaron) desde el comienzo mismo del torneo Apertura, pero se sobrepuso y venció con un trabajo táctico brillante a casi todos sus rivales.
Estudiantes es un equipo que difícilmente haya seducido desde la belleza, pero habrá que sacarse el sombrero si uno bucea en cómo Sabella pergeñó un entramado en el que su defensa gana, su ataque aislado domina con los tiempos de un felino a la hora de lanzarse sobre su presa, la ubicación perfecta para quedarse con la pelota dividida y una estrategia perfecta, con cortinas fantasmales entre jugadores para aparecer e imponerse en el área ante cada jugada de pelota parada.
Otro equipo podría justificarse en sentirse diezmado, pero Estudiantes buscó en la inteligencia de su técnico y la transmisión táctica a sus futbolistas para sobreponerse.
Sabella se quedó sin Mauro Boselli, el goleador de los éxitos coperos de 2009, se le fue José Sosa, esa media punta distinta que arma y define. Llegó Hernán Rodrigo López, pero se lesionó rápido y jugó poco hasta que en el partido final marcó el doblete que le dio el título.
Gastón Fernández no estaba bien en el comienzo, entonces Sabella no tuvo otra que poner a Leandro González como hombre más adelantado y también salió airoso. Pero también se lesionó el ex Racing y entró La Gata, un media punta que tuvo que transformarse en referente de área y convertirse en el goleador del campeón con seis tantos.
Estudiantes jugó varios partidos sin su hombre fuerte dentro de la cancha, Juan Sebastián Verón. Entre ellos ante River, y fue el gran partido que tuvo en la previa de la definición con una goleada (4-0) en el Monumental, donde emergió su dominio estratégico de la pelota parada.
Pero Verón, cuando estuvo, tuvo buena compañía. Rodrigo Braña también fue un jugador clave para el equipo por su temperamento, su marca y anticipo. Todo Estudiantes fue un equipo compacto y hasta los goles se distribuyeron.
Jugó un solo partido en La Plata. Tuvo que jugar todos los encuentros de local en Quilmes. La mayoría de los rivales estaban más cerca de esa cancha que el propio Estudiantes. No importó.
Nueve partidos jugados en la cancha del Cervecero, nueve victorias y un solo gol en contra. De visitante solo cedió ante All Boys y Tigre.
Ayer, su técnico acopió todas las pálidas y por eso Sabella se esmeró en recordar que lo de Estudiantes "fue histórico".