Roger Federer cumplió ayer con uno de sus objetivos planteados para esta temporada: recuperar el reinado en Basilea, su ciudad natal. No se la llevó de arriba, pero fue superior y dejó en el camino a Novak Djokovic, que defendía el título, por 6-4, 3-6 y 6-1.
El suizo había perdido "su" torneo precisamente ante el serbio hace un año, por lo que pudo cobrarse la revancha y sumar además su 65º título en el circuito ATP, uno más que el estadounidense Pete Sampras.
La estrella helvética necesitó dos horas para conquistar por cuarta vez este torneo, tras sus éxitos de 2006, 2007 y 2008.
"Es siempre algo muy especial ganar en casa. He vivido una gran semana y ha sido una final muy equilibrada", comentó el ganador.
Federer domina ahora por 12 a 6 a su adversario en confrontaciones directas y sumó su tercer triunfo en cuatro partidos en menos de tres meses, aunque la única de Djokovic en este tiempo fue la más importante, en las semifinales del US Open.
El suizo logró su cuarto trofeo del año, igual que el estadounidense Sam Querrey, pero con tres menos que el español Rafael Nadal, número uno del mundo. En la lista histórica de campeones de torneos ATP, Federer es cuarto y aún está lejos de los 109 conseguidos por el legendario estadounidense Jimmy Connors.
Tanto Federer como Djokovic participarán en el último Masters 1000 de la temporada, en París-Bercy, donde serán los principales favoritos tras la baja por lesión de Nadal.
"He tenido una gran semana aquí, aunque en el tercer set (de la final) tuve un juego pobre", señaló por su parte el jugador balcánico, que insistió en que su gran objetivo de la temporada es ganar la Copa Davis con su país, a principios de diciembre ante Francia en Belgrado. El ATP de Basilea, de categoría ATP 500, se disputó sobre pista dura en sala y repartió 1.755.000 euros en premios. Federer, muy apoyado por el público, contó además con la presencia en la grada de su familia, incluidos sus padres, su hermana, su mujer Mirka y las gemelas que tiene la pareja.