Brasil ganó su tercer Mundial de voley consecutivo tras imponerse en la final del torneo planetario disputado en Italia, a Cuba, por 3-0 (25-22, 25-14 y 25-22).
Es la segunda vez en la historia que un equipo logra un ´triplete´ como éste, después de que la gran Italia de los años 90 hubiera hecho lo propio, pero la anfitriona acabó cuarta en ´su´ Mundial.
Brillantes técnicamente, los brasileños generaron una gran impresión por su potencia en el servicio, y ayer no fue una excepción, mientras que la joven Cuba se quedó muy lejos del nivel de juego de los campeones.
El partido casi fue un monólogo de Brasil, que se benefició de un gran inicio de partido, en el que ejerció una gran presión, llegando a ponerse de primeras 9-3 en el set inicial y 7-1 en el segundo. A los cubanos les faltó frescura en la final, disputada en Roma, tras haber jugado cuatro de sus primeros ocho partidos a cinco sets.
Su medalla de plata, tras la lograda en 1990 es, sin embargo, un gran éxito para el equipo caribeño, que tiene una gran proyección, como su líder, Wilfredo León, de sólo tiene 17 años.
En Brasil se destacaron Murilo, Dante, Vissotto y Lucas, con los que su país puede seguir escribiendo con letras de oro la historia de la disciplina, en la que el combinado sudamericano brilla desde hace una década, pese al mal 2008, en que perdieron la Liga Mundial y la final olímpica.
Pese a que a Italia Brasil acudía con los problemas físicos de Marlon y Bruno, dominó el torneo aunque cayó dos veces: justamente frente a Cuba en la primera fase y en el cuestionado juego ante Bulgaria, donde algunos jugadores reconocieron haber ido a menos. Claro, ayer volvió a demostrar que cuando quiere, es inalcanzable.