Otra vez, Boca jugó mal. Pero nunca dejó de buscar el gol que le devolviera el triunfo que supo conseguir con el tanto de Matías Giménez, promediando el primer tiempo, quizás el mejor momento del Xeneize en el partido.
Sin ideas claras, sin un sentido. En definitiva, sin un conductor Boca fue siempre hacia el arco de Tigre. Y de tanto ir, lo ganó.
A cinco minutos del final, Cristian Chávez se encontró con una pelota suelta en el borde del área grande y le dio fuerte y rasante para vencer al arquero Ardente. Fue un premio para un equipo que aún jugando mal no bajó los brazos y con lo que pudo buscó ganarlo.
El sistema táctico de 3-4-1-2 que impuso Claudio Borghi siempre estuvo bajo la lupa, sobre todo por los malos resultados. Pero los problemas de Boca no pasan por la defensa de tres sino por el enganche. Si algo no pudo lograr el Bichi fue encontrarle a Juan Román Riquelme un reemplazante que dé la talla. Ayer, el juvenil Marcelo Cañete no la dio. Como tampoco la habían dado Sergio Escudero y Cristian Chávez en otras oportunidades.
En la cancha de Tigre, Boca volvió a padecer la falta de un conductor. Y otra vez Sebastián Battaglia (salió esguinzado en un tobillo) volvió a hacerse cargo de esa función. En menor medida lo ayudó su ladera Jesús Méndez, pero recién promediando el segundo tiempo.
Las bandas le aportaron salida, sobre todo desde la derecha con Gaona Lugo, aunque el gol lo encontró con su volante por izquierda. A los 24 minutos, Gaona Lugo cruzó un preciso pelotazo para Giménez y el ex Tigre cruzó su definición para marcar el 1-0.
Recién entonces reaccionó Tigre, que se hizo de la pelota y borró a Boca de la cancha. A los 37 lo empató con un centro cruzado que encontró a Straqcualursi sin marca en el borde del área. El ex Gimnasia no falló el cabezazo y el local se puso 1-1.
El segundo tiempo fue todavía más pobre que el primero porque a los dos les costaba muchísimo asociarse para llegar hasta el área rival con posibilidades.
Se luchó mucho en la mitad de la cancha, pero las imprecisiones fueron las que mandaron y tanto Boca como Tigre perdían el balón con facilidad.
Boca contó con un cabezazo desviado de Martín Palermo en el minuto 9 y Tigre estuvo cerca del gol a los 14 en una aparición por derecha de Renzo Vera, quien remató cruzado y produjo un dificultoso rechazo de Lucchetti. Desde entonces hubo un largo lapso sin jugadas de ataque, hasta que en el minuto 39 Juan Manuel Insaurralde en función de ataque conectó un cabezazo que Luis Ardente desvió con esfuerzo al córner.
De ese tiro de esquina ejecutado por Gaona Lugo derivó un despeje corto y la pelota fue a poder de Cristian Chávez, quien desde fuera del área grande sacó un derechazo bajo que pasó entre varias piernas y venció a Ardente.
En lo poco que quedaba Boca se aferró a la diferencia, Tigre lo hizo sufrir con repetidos centros, pero no encontró el cabeceador apropiado y por el contrario, ya en el tiempo agregado, Viatri estuvo a punto de marcar el tercero y Ardente salvó con un pie. Hubiera sido demasiado premio.