El cipoleño Manuel Machinea tenía una espina clavada con la Vuelta de la Manzana. Por eso, interrumpió su retiro, le sacó la tierra al Peugeot 206 y decidió volver. Ganó sin problemas, aunque eran tantas las ganas de imponerse en la clásica prueba, que en la segunda etapa llevó a su auto tranquilo y por el medio.
"Cumplí. Ahora que gané la Manzana, no tengo más cuentas pendientes", comentó Machinea ni bien terminó la prueba.
Reconoció que "con la ventaja de la primera etapa estaba tranquilo, pero salí fuerte en la segunda para evitar sorpresas, pero casi lo tumbo en la defensa de Roca y levanté. Quería también ser el mejor de la tracción simple, pero más pretendía ganar la Manzana, por lo que hice muy tranquilo los últimos tramos".
Destacó que "le agradezco a los amigos que me acompañaron en esta prueba".