El deporte español pasa por uno de sus mejores momentos. A semanas de que la selección de fútbol ganara por primera vez el Mundial de fútbol, Alberto Contador volvió a coronarse como el mejor en el Tour de Francia, la vuelta ciclística más importante del planeta.
Fue su tercera victoria en el Tour, aunque esta vez tuvo que batallar mucho más que en las ediciones 2007 y 2009. Incluso se quedó con el primer puesto de la general sin haber ganado ninguna de etapa.
La edición número 97 del Tour, que terminó ayer en los Campos Elíseos de París tras 3.642 kilómetros de carrera, fue una montaña rusa de emociones, y el español de 27 años se impuso apenas por 39 segundos sobre el luxemburgués Andy Schleck.
"Estoy muy, muy feliz", dijo el español que cruzó la meta con los brazos en alto y tres dedos extendidos en referencia a su tercer título.
El velocista británico Mark Cavendish, del equipo Columbia se impuso en la tradicional última etapa parisina, de sólo 102,5 kilómetros de distancia, pero se quedó a un triunfo de los seis que logró el año pasado y no pudo alcanzar al italiano Alessandro Petacchi en la clasificación de la regularidad.
La competencia marcó además la despedida del Tour del estadounidense Lance Armstrong, el máximo ganador de toda la historia con siete títulos.
Esta vez la carrera estuvo llena de tensiones. Desde aquel 3 de julio etapa que arrancó en la ciudad holandesa de Rotterdam, hubo de todo. Desde calles mojadas y resbalosas de aceite, provocando caídas a por lo menos la mitad de los competidores, algunos que terminaron con serias lesiones.
Lo decisivo del Tour se dio en la etapa 15, cuando Schleck lanzó un ataque contra Contador en el ascenso de Port de Bales, en los Pirineos.
La cadena de la bicicleta del luxemburgués se desprendió y eso lo aprovechó el español para escapar a toda velocidad para apoderarse de la casaca amarilla y le sacó 39 segundos de ventaja. Ese sería su margen total de diferencia para alcanzar la victoria.
Algunos aficionados consideraron que hubo trampa, ya que Contador rompió una regla no escrita del deporte de no tomar ventaja de los golpes de mala suerte que no pueden controlar los ciclistas, sobre todo porque Schleck tenía la casaca de líder.
El español luego se mantuvo siempre a tiro de su rival y eso le alcanzó para repetir por triplicado su sueño de ganar el Tour tras haberle ganado a una operación en la cabeza en 2004 por un edema cerebral.