Mario Barros se jugaba muchas cosas en este partido. Iba por su cuarto título con Maronese y como goleador de Lifune, pero no consiguió recuperarse de un golpe en la espalda y se perdió la final ante Patagonia. El Obelisco fue otra vez el máximo artillero, pero seguramente no lo disfrutó.
Hugo Silva tenía una excusa válida para esgrimir (no la utilizó) y es que sus dos máximos goleadores estaban afuera del equipo: Barros, con 21 tantos en apenas 11 partidos, lesionado, mirándolo desde la tribuna; y el nigeriano Jonson Ackuchie, con 16 gritos, lejos de Neuquén, en el plantel de Flandría de la B Metropolitana.
Maronese sintió la ausencia de sus dos mejores hombres en el torneo porque sin ellos su estilo de juego, apegado al contragolpe y a la velocidad por las bandas, se resintió considerablemente.
Patagonia le sacó provecho a todo. Se apegó a un libreto que dispone mucha movilidad y buen trato de balón en el medio, y pegó en el momento justo.