Así es Nalbandian. Único en su especie en esto de jugar Copa Davis. Desde su debut en la competencia ha disputado 24 encuentros de los cuáles sólo ha caído en cuatro. Una efectividad que lo hace el jugador argentino más determinante de la competencia en toda su historia, por encima incluso de Guillermo Vilas y José Luis Clerc.
Desde su aparición en el recordado encuentro de dobles junto Lucas Arnold en el 2002 (19-17 en el quinto set, tras 6 horas y 20 minutos ante Kafelnikov y Safin), David exhibió una naturalidad única para absorber tensiones y transformarlas en armas letales. En la Davis no importan los ranking, ni los momentos personales. Ser o no ser copero es la cuestión. Contar con el aplomo necesario y conocer los secretos de cómo jugar la tradicional competencia, parecen ser las virtudes más notables en Nalbandian.
David supo edificar su estirpe en jornadas tan memorables como las de ayer.
Como el Olímpico de Moscú, el cordobés fue capaz de derribar favoritismos que en la previa parecía difíciles de sobrellevar.
Como aquella vez el césped de Sydney cuando dejó en el camino al ídolo de los ´aussies´ como Lleyton Hewitt, en el mismísimo césped australiano.
O como sucedió en Bratislava en la Davis 2005 cuando superó a Dominik Hrbaty , quien llevaba un récord de ocho victorias al hilo en singles. O su casi imbatibilidad ante los rusos: ganó cinco de sus seis singles, incluidos los dos de la final, en Moscú, ante Davydenko y Safin.
O más acá en el tiempo cuando en el 2008 ganó la serie de cuartos ante Suecia con un agónico triunfo ante Robin Soderling, una victoria que le costó su lesión en la cadera, que finalmente lo llevó al quirófano.
Nalbandian es sin dudas la figura indiscutida en esta Davis, quien parece que este año podría deparar una sorpresa en la edición menos esperada.
Con un equipo formado por jugadores que recién están dando sus primeras batallas en el circuito como Leo Mayer, Horacio Zeballos o Eduardo Scwank, la Legión está en semifinales sin sus dos mejores jugadores por ranking: Juan Martín Del Potro y Juan Mónaco.
Es un handicap demasiado elevado el que está dando el equipo que conduce Tito Vázquez, pero ninguno será tan alto si esta formación tuviera que prescindir de la figura de Nalbandian, sin dudas la figura más emblemática del tenis argentino en los últimos diez años, en esto de jugar Copa Davis.
Sus frustrados regresos al circuito tras la operación en la cadera, en mayo de 2009, generaron una incógnita acerca de su estado físico para rendir en partidos a cinco sets.
Tan sólo dos días antes de la serie de primera rueda ante Suecia, en un hecho inédito, Nalbandian emprendió vuelo hacia Estocolmo para sumarse a un equipo que iba derecho a una derrota sin la presencia de Del Potro ni de Mónaco.
Pero David sacó fuerzas de flaquezas dejó atrás el desgarro en un isquiotibial, y salió a jugar el dobles con la serie igualada. Fue clave ese día y después definió la serie ant Andrea Vincinguerra.
Así es David, el jugador del pueblo. Al que nadie debe pedirle que juegue por la camiseta...