La hipotética hazaña futbolística que debía construir Deportivo Roca para acceder a la siguiente ronda del Argentino B, apenas si pudo sentar las bases.
El 0-5 que le propinó Deportivo Madryn en el cotejo de ida dejaba poco margen para la heroica, más allá de que a lo largo del torneo el Naranja había dado muestras de buen fútbol como para mantener viva la ilusión.
Anoche, el Depo le tiró con toda la artillería al aurinegro pero apenas lo superó por 1-0, un resultado a las claras insuficiente pero de ninguna manera de factor desencadenante para que hechos de violencia, terminen con el partido antes del tiempo reglamentario (ver aparte).
Si bien nada justifica los excesos, este grupo de jugadores y cuerpo técnico, que terminaron invictos la temporada jugando en casa, no merecía quizá una despedida tan desagradable provocada por una parte de la tribuna popular.
Antes hubo fútbol. Roca salió a quemar las naves de entrada, pero casi Madryn lo madruga si no fuera porque Olave se perdió solo el gol abajo del arco al comienzo. Lo que vino después fue todo del local.
Siempre con el incontrolable Moreno Asprilla como asistidor, Fleita, de cabeza, tuvo la primera (se fue apenas desviada). Luego Taborda, quien tocó al gol pero no lo suficiente, y de inmediato otra vez Fleita, pero su tiro fue desviado de manera magistral por Mulieri. Después fue JM López quien no aprovechó.Todo en un puñado de minutos.
A los 20´ Víctor Duarte, de muy flojo arbitraje, vio un empujón de Olave a JM López en el área. Penal que Taboada cambió por gol. El Depo tuvo un par de chances más pero no tuvo puntería y le quedó la dura misión para el ST de tener que anotar cuatro goles para igualar la serie.
Pero Roca ya no fue el mismo, más allá de que el DT Ricardo Pancaldo mandó a un delantero más (Emiliano López), por un defensor (Lucas Príncipe). El reloj poco a poco se transformó en su peor enemigo y la desesperación comenzó a adueñarse de sus actos.
A diez del final llegarían los incidentes y con ello una triste despedida que golpea seriamente contra las ganas de aquellos que luchan por poner al fútbol naranja en el lugar que se merece.