El capo del barrio, al menos hasta el próximo derby, es del Ciclón. Ayer, en el Nuevo Gasómetro, San Lorenzo se hizo nuevamente del clásico ante Huracán por 3-0 y gran parte del mérito fue del propio perdedor, con una secuencia de errores que sellaron un resultado mucho más abultado que las diferencias evidenciadas en el campo de juego.

Cuando el Globo, con sus dificultades a cuestas, lo tenía a tiro de un empate, dos entregas fallidas en la zona defensiva, le regalaron a su tradicional rival un festejo de dimensiones impensadas.

Fue Huracán el que comenzó con mejor manejo, pero las dos líneas de cuatro que dispuso Sebastián Méndez para el Santo y las limitaciones ofensiva del Globo, impidieron que llegara con claridad.

El local, ante ese panorama, esperó para salir rápido de contra y lo logró a los 21, cuando Bordagaray la tomó en mitad, cedió a Papu Gómez quien hizo una corrida y se la jugó, exitosamente al primer palo de Monzón.

San Lorenzo se durmió poco para el final de la etapa inicial, y en un tiro libre Toranzo habilitó a Gino Clara pero Migliore le ganó en el mano a mano. El Ciclón se retiraba victorioso con una sola llegada que supo aprovechar.

Huracán volvió a mostrar mejor dominio de pelota y mayor tenencia en el ST, pero San Lorenzo supo alejar a los delanteros rivales y aguantó la ventaja parcial.

Se le empezó a complicar a Huracán cuando se quedó sin Filippeto por doble amarilla, tras lo cual la secuencia de errores derivó en la goleada.

A los 24 Goltz salió muy mal y perdió la pelota en la medialuna ante Bordagaray, que tuvo tiempo de eliminar a Monzón ante de disparar hacia el arco vacío. Poco después fue Balvorín el que cedió mal al medio, Leiva inició la réplica, abrió para Bordagaray, quien devolvió al medio ante la salida de Monzón, para que Leiva desde la puerta de área, tocará por encima de tres defensores que intentaban cerrar.

Lo que siguió fue fiesta en el Bajo Flores, en gran parte gracias a los favores de Huracán.