A los 80 años mantiene la misma pasión que cuando debutó. Tiene asistencia casi perfecta a su taller, donde el tema excluyente es el automovilismo. Cayetano Saladino se convirtió en un auténtico personaje, que nació en Las Flores, pero se siente neuquino ciento por ciento.
Para todos es "Nino", el mismo que aún sigue preparando los autos de su hijo Pablo, que se apasiona cuando habla de automovilismo.
Es el mismo que recibió la distinsión de ciudadano ilustre de Neuquén, en mérito a su trayectoria, y que hace poco fue invitado a participar del lanzamiento del TC en Centenario, viviendo ese momento con la misma adrenalina que cuando se subía a su cupé Ford para encarar los polvorientos caminos que en la década del sesenta transitaba la categoría.
Épocas de rutas abiertas, donde se sabía como empezaban una prueba, pero nunca como la terminaban, con grandes accidentes y pérdidas importantes.
Saladino nació un 24 de agosto de 1930 en Las Flores. A los 16 años desembarcó en Neuquén. Recuerda que "fue un 6 de enero, un regalo de reyes para la ciudad".
Como los homenajes en vida son los mejores, Cayetano está disfrutando del reconocimiento que se ganó a través de tantos años ligados al automovilismo, primero como piloto, después como preparador, incluso como dirigente.
Tiene mil historias, como para escribir varios libros. "Nino" cuenta que "mi debut fue directamente en el TC, en mayo de 1962 en Olavarría, con la misma cupé Ford que presente en el lanzamiento de la prueba de Centenario. Venía quinto y volqué".
Como si fuera hoy, asegura que "mi segunda experiencia fue en el Gran Premio del 62 que llegó a Neuquén. Largué 65, acá llegué cuarto. Sólo me superaron Santiago L. Saigós, Félix Peduzzi y Rodolfo De Alzaga. Tardamos 6h 50m desde Buenos Aires. Hicimos con lluvia el tramo entre Los Caranchos y Regina, donde se terminaba el asfalto. El resto fue de tierra y a lo que daban los autos. En esa misma prueba me metí tercero en Bahía Blanca, pero se pinchó el radiador. Me autorizaron a arreglarlo, pero el técnico me excluyó. Estaba para ganar".
Su participación en el TC se extendió hasta 1966, cuando paró por un grave accidente. Volvió en el 68 con un Torino, aunque fue en forma alternada, retirándose en el 75. Disputó 42 pruebas y su mejor resultado fue un 3 lugar en la Vuelta de Tandil.