Atlético Tucumán arriesgó en la segunda parte, pero terminó 0-0 ante un River que se pasó de calculador. En un colmado Monumental José Fierro y por la decimocuarta, Atlético apenas obtuvo un punto, por lo que quedó cada vez más cerca de un descenso de categoría que difícilmente conseguirá eludir.
Por su parte, River tuvo la pelota en el primer tiempo y contraatacó en el capítulo decisivo, pero dejó la sensación de que se cuidó en forma excesiva. Lo suyo pareció amarrete. De cualquier modo, por algo tendrá que empezar la temporada próxima con un promedio alarmante que nada tiene que ver con la historia del club.
Es más, el equipo de Leonardo Astrada hace cinco cotejos que resulta impotente para convertir. Claro que la anemia de ninguna manera es reciente, ya que apenas hizo ocho goles en catorce fechas.
En el primer período, Atlético fue inexpresivo y River dispuso de la pelota, pero el problema consistió en que la utilizó más para evitar que le hicieran daño que para complicar al adversario.
Por el lado del River dominador del balón sólo se vieron pinceladas de Ariel Ortega para asistir a sus compañeros, pero en su equipo hubo abundancia de mediocampistas y Gustavo Bou quedó como un punta solitario.
Ante semejante falta de ideas para llegar hasta la valla del rival, los dos conjuntos apelaron a remates desde larga distancia.
En la segunda parte, el local mejoró y buscó quebrar a un oponente que se retrasó en demasía.
Se animó un poco más Atlético porque tuvo más oxígeno a la mitad de la cancha.River se retrasó sin la pelota y se quedó sin juego, pero sí tuvo algunas oportunidades clarísimas, como dos que protagonizó el Burrito Ortega (ver aparte.
Cerca del final, el visitante estuvo a punto de imponerse, pero Mauro Díaz cabeceó desviado, a pesar de que recibió el esférico en una posición ideal.