Como los argentinos somos generalmente demasiado obvios, muchos lanzarán al viento esa frase agria cargada de crítica: "Ojalá haga la mitad de eso en la selección". Lionel Messi genera todo tipo de sensaciones. En España lo adoran, lo ven como un genio escapado de una lámpara mágica; aqui lo miran con ojos escrutadores y está siempre a prueba. La Pulga es el portador del último gen con la información más exquisita y distinguida. Presenciar un partido de Messi en el Barcelona es sacudirse el hartazgo ante tanto fútbol mal jugado.
Messi y Gonzalo Higuaín tienen muchas cosas en común. Son fantásticos goleadores y, casi con seguridad, serán socios de ataque en Sudáfrica 2010. Ellos no sólo deben gambetear rivales, también necesitan hacerlo con los prejuicios. Lio con los generados por los hinchas de la selección. El Pipita con los del Real Madrid después de la eliminación de la Champions. Los dos detuvieron los planetas ayer con tres goles para mantener a sus equipos como líderes de la liga española.
El Valencia había dejado miles de bocas abiertas en un Camp Nou. El equipo de Banega y Chori Domínguez se plantó con personalidad y durante el PT redujo al Barcelona a un conjunto terrenal. Es que apelando a la verdad, este Barça no es ni por asomo aquel equipo de ensueño que maravilló en el 2009.
El equipo de Pep Guardiola ya no goza de esa excelencia que lo metió en la historia, con la lógica excepción de Messi. Porque La Pulga es la excelencia personificada, es el que genera y define, el dueño de las ilusiones y quien las hace realidad. Como en tantos partidos complicados para el Barça, ´Lio´ se puso el equipo en los hombros y enfundado en la vestimenta de genio concedió tres "deseos".
El primero a los 11 del ST, cuando controló la redonda en tres cuartos de cancha, burló a Banega, Bruno y Dealbert y definió con un toque digno de su estirpe. El segundo a 36, en una típica jugada a pura adrenalina, de derecha a izquierda y con un zurdazo abierto. El tercero un minuto más tarde, con un toque suave y exquisito que dejó en ridículo al buen arquero César. Ahora el rosarino es el máximo goleador de la Liga española con nada menos que 22 tantos en 26 partidos, y le sigue Pipita, con 19.
La jornada para Higuaín no sería una más, después de una semana agitada y con culpas descargadas sobre el ex River. Frente al Valladolid abrió la cuenta Cristiano Ronaldo, su compañero-rival, y después llegó el show de un Higuaín implacable, que metió tres goles, se retiró ovacionado, y hasta generó un pedido de disculpas del mismísimo Jorge Valdano.
Así como sucedió tantas veces, estos compadres apagaron el fuego de la incertidumbre con la supremacía técnica que los caracteriza. Y a 87 días del Mundial de Sudáfrica, asoman como la gran esperanza de un seleccionado que se apoyará en su genialidad.