El último goleador del fútbol argentino, el uruguayo Santiago Silva, no se presentó ayer al comienzo de la pretemporada y la delegación de Banfield partió sin él hacia Mar del Plata.
Tras recibir una oferta para mejorar el salario de Silva y renovarle el contrato por tres años, Pablo Betancourt, representante del jugador, le solicitó al presidente de la entidad, Carlos Portell, la suma de 300.000 dólares por supuestos derechos de formación para la entidad uruguaya Central Español.
Los mismos informantes indicaron que en realidad "ese dinero iba a terminar en sus bolsillos", ya que algunas consultas realizadas a dirigentes del club uruguayo negaron haber solicitado suma alguna por el pase de Silva.
Vélez, club al que debe reintegrarse mañana el jugador uruguayo, posee una mitad (1.250.000 dólares) y Betancourt la otra (1.800.000, porque los arreglos se hicieron por separado).
Portell dijo que le extrañó "la falta de ética de Silva. No respondió a ninguno de mis llamados en estos días ni tampoco a los del técnico, Julio Falcioni". "Le habíamos hecho una muy buena oferta (300.000 dólares anuales por las próximas tres temporadas con cláusula de rescisión por si llegaba una oferta del exterior en junio próximo), pero nunca respondió, aclaró el titular banfileño.
"Y en medio de las negociaciones con su representante, Pablo Betancourt, éste apareció reclamando 300 mil dólares para el club Central Español, de Uruguay, porque parte del pase de Silva estaría supuestamente registrado en ese club. Pero eso es inexacto", aseguró Portell.
Por las dudas Banfield acordó con Rubén Ramírez, a quien Julio Falcioni conoce de Colón.