A pesar de que el ascenso le ha sido esquivo, es indudable que para que Cipolletti haya sido permanente protagonista en las últimas tres temporadas, detrás hubo una coherencia de trabajo.
Para ir mejorando año a año, siempre con el mismo objetivo y sin ingresar en el tan temido aburguesamiento, fue necesario que los jugadores como el cuerpo técnico y la dirigencia mantengan la motivación y logren dejar atrás sus diferencias.
Mantener al cuerpo técnico y a los jugadores fue la renovación de la apuesta, que desde dentro de la cancha fue revalidada.
El plantel tiene bien claro que el objetivo es ascender a la B Nacional. Ahora sólo resta que sea acompañado por el empresariado local y por el público.