Una de las atracciones antes de la final del TC estuvo a cargo de Carlos Pairetti, campeón de la categoría en 1968.
"Il Matto" se subió a una réplica del Trueno Naranja, aquel mítico prototipo con motor Chevrolet con el que consiguió vencer a los Torino de la famosa CGT.
Los 357 caballos del impulsor hicieron vibrar al público, que azorado vio a ese auto de atípicas formas transitando a velocidad en el circuito doce del autódromo porteño.
"Fue muy lindo volver a estar arriba del Trueno, por más que se trate de una réplica. El 90 por ciento de la gente que está en las tribunas jamás lo vio, aunque seguramente habrán escuchado hablar del auto", contó Pairetti, quien como en aquella época estuvo acompañado por el "Laucha" Ríos y disfrutó mucho de la exhibición.