El clásico en Plaza Huincul tuvo un millar de espectadores y, lamentablemente, como era previsible no terminó bien. Petrolero-Alianza siempre es un partido de riesgo, porque la enemistad entre las hinchadas es muy marcada.
Esta vez dentro de la cancha no hubo demasiados problemas, incluso el partido terminó sin expulsados. Eso habla de una mejoría en la conducta de los jugadores.
El triunfo de Alianza desató la bronca de los locales, que salieron y comenzaron a los piedrazos contra sus "adversarios".
El saldo fueron algunos vehículos dañados y gases lacrimógenos por parte de la policía para dispersar a los grupos.