River y Boca igualaron ayer 1-1 en el Monumental un clásico que pasará al olvido rápidamente. Uno y otro dejaron expuestas sus limitaciones, su falta de estructura y el bajo nivel de muchas de sus individualidades.
Y dentro de ese pobre panorama, el resultado final no puede objetarse, ya que River había establecido una leve supremacía en el primer tiempo, la cual fue compensada por Boca en la parte final. Como en el partido del primer semestre, Marcelo Gallardo y Martín Palermo marcaron los goles.
Cuando el partido estaba 0-0 Roberto Abbondanzieri le atajó un penal a Ariel Ortega.
Los dos comenzaron el partido con muchas precauciones, por lo que se dio un desarrollo muy lento, con la pelota lejos de las áreas. Con el correr de los minutos River se fue afirmando en mitad de cancha y comenzó a prevalecer con el trabajo de Buonanotte, quien complicó a los dos laterales de Boca, sobre todo a Fabián Monzón.
Precisamente, a los 24, después de acomodar la pelota con su brazo derecho, Buonanotte fue derribado por Monzón dentro del área. El penal fue ejecutado por Ariel Ortega y Abbondanzieri, yendo sobre su izquierda y adelantándose, rechazo al córner.
El juego no varió y a los 29 una nueva incursión de Buonanotte forzó una infracción cerca del área de Boca y Gallardo ejecutó a la perfección el tiro libre y poniendo en ventaja a River.
Boca no supo cómo resolver el esquema defensivo que le planteó su rival. Nunca encontró la forma de llegar al área, no tuvo desequilibrio en el mano a mano ni acertó con ningún centro.
cambio de mando
Al minuto del segundo tiempo River se quedó con 10 porque Villagra derribó torpemente a Nicolás Gaitán y se ganó su segunda amarilla. Cuatro minutos más tarde, Ortega exageró una reacción de Cáceres, pero Laverni "compró" y echó al paraguayo.
Boca se hizo más ofensivo y comenzó a marcar algún desequilibrio con los arranques de Gaitán sobre la derecha. Riquelme se retrasó más y empezó a encontrar espacios y a tomar más contacto con la pelota, con lo cual la circulación de Boca se hizo más rápida.
Pero a Boca le costaba encontrar profundidad, aún así llegó al empate: Gaitán desniveló por derecha, la cruzó por abajo hacia el medio, tocó Riquelme de taco y Palermo, en uno de los escasos contactos que tuvo con el balón, sacó un zurdazo bajo que superó el esfuerzo de Vega, en lo que fue la única pelota que el zapalino no pudo atajar, de gran actuación.
Desde entonces la iniciativa la tuvo Boca, frente a un River que parecía no tener respuestas físicas suficientes. Pero el Xeneize no encontraba la fórmula en los metros finales. Por lo poco que mostraron, el hecho de no haber perdido quizás sea lo más rescatable, pero el punto no le sirve de nada a ninguno.