Tras presidir la Comisión de Atletas durante seis años, la barilochense María Julia Garisoain, ex remera olímpica, asumió la semana pasada como integrante de la nueva Mesa Directiva del Comité Olímpico Argentino (COA). "Me recibo de dirigente. De atleta me quedó muy poco. Pero a mucha honra porque creo que hay una nueva dirigencia que va a dar buenos resultados", aseguró la flamante representante del remo en el COA en una charla con Río Negro.
Garisoain se mostró confiada y entusiasmada con las nuevas autoridades del COA, cuyo presidente será Gerardo Werthein, empresario ligado al kirchnerismo y jefe de la delegación argentina en Pekín 2008.
La primera remera latinoamericana en obtener una medalla en un mundial y la primera en ganar el Olimpia de plata, quien dejó su actividad en 2003, contó que fue "muy complicada" la transición de deportista a dirigente.
"Si bien el dirigente y el deportista deberían ser miembro de un mismo equipo, todavía no es la realidad en nuestro país. Los que llegamos a hacer cosas en el deporte, normalmente no tenemos buena relación con los dirigentes. Terminás una carrera deportiva como asqueada de la parte mala de la dirigencia y no querés saber nada con transformarte en algo similar. Con la edad fui entendiendo un montón de cosas y más cuando pasé del lado del dirigente. No es que reivindico todo pero sí comprendo", señaló quien fue campeona nacional desde 1991 hasta 1999.
-¿Se siente la mirada de los que eran tus colegas cuando eras deportista?
-Sí, totalmente. Esa cosa de "te pasaste para el otro lado". Concretamente gente que era amiga empezó a mirarme mal, o esa pavada de decir "está por el viaje". Si por algo me retiré fue para bajarme de los aviones. Incluso es lo que más me espanta de la dirigencia. Sufrí tres o cuatro años y recién ahora estoy empezando a tener una buena devolución cuando les digo a los que eran mis pares que hay que pasarse para el otro lado, que esa es la única forma de cambiar las cosas. Para modificar algo hay que comprometerse e involucrarse. Tener la humildad de que no lo sabemos todo y que se aprende a ser dirigente, que es un oficio.
-¿Cómo se dio tu llegada a la dirigencia?
-Fue después de tener una agarrada fuerte con los dirigentes del COA cuando volvía de los Juegos Olímpicos de Atlanta ´96. Me invitaron a estar y pensé: "Encima me toman el pelo y me dicen que participe". Mi marido (Jorge Molina, entrenador de la selección de remo) me dijo: "Tanto te quejás, metete". Así que desde 1997, junto con Camau Espínola pasamos a ser los representantes de los atletas olímpicos en el COA. Era un puesto que existía por estatuto pero que nunca había sido cubierto, así que fuimos los primeros representantes de los atletas.
-¿Eso ayudó a la hora del retiro?
-Sí. En el 2003, cuando tomé la decisión de retirarme, lo usé como canal de catarsis. Me sirvió para hacer mi transición porque yo estuve 15 años en el equipo nacional, viviendo del deporte, y es complicado dejarlo de un día para el otro. Fue como una buena terapia, que la sugiero para los atletas que estén por dar el paso del retiro. Es despegarse de a poquito y aprender otra forma de estar cerca del deporte.
-¿Cómo fueron estos años en la dirigencia?
-Soy una persona muy ejecutiva, necesito resultados para estar animada en las cosas. Así que me metí a hacer cosas. Los atletas me miraban con poca esperanza de que pudiera cambiar algo y hoy, por suerte, puedo decir que hemos cambiado pequeñas grandes cosas.
-¿Por ejemplo?
-Tener una base de datos de atletas, algo que no existía; que en todo staff organizador que acompaña un equipo panamericano, sudamericano u olímpico haya un atleta o ex atleta en la figura de oficial de atleta, que es persona que hace de nexo con la dirigencia; firmamos un convenio con la empresa Adecco y hacemos una capacitación para atletas y ex atletas para ayudarlos en su inserción laboral; creamos programas de sponsoreo para atletas con Telecom y también con el Banco Galicia... demostramos que se pueden hacer cosas cuando uno quiere.