El árbitro del superclásico de ayer, Saúl Laverni, no sólo dirigió mal sino que esta vez dejó pasar de largo los cantos racistas que entonaron los simpatizantes del equipo de Núñez.
Laverni cometió errores groseros, como ignorar la "doble mano" de Diego Buonanotte en la previa al penal que le cometió Fabián Monzón a ese jugador de River.
En la expulsión de Villagra estuvo asertado, pero no debió explusar a Cáceres, sino amonestarlo y debió amonestar o expulsar a Ariel Ortega cuando sancionó con la tarjeta roja al paraguayo. Durante el partido sancionó mal faltas menores y no cobró otras.
Pero el hecho más curioso de su arbitraje fue que esta vez no paró el partido por cantos racistas, como hizo cuando los hinchas de Vélez les cantaron a los de Boca que eran todos "bolivianos y paraguayos", por la Copa Sudamericana.
El cuarto árbitro, Carlos Maglio, le avisó en el segundo tiempo a Laverni de estos gritos, pero el árbitro hizo gestos como pidiendo que se pida por los parlantes de la cancha que no se canten más esas cosas.