River desperdició anoche varias chances claras de gol cuando se ganaba en el complemento 2-0, pero fue incapaz de cerrar el partido y permitió que Gimnasia alcance el agónico empate.
De la mano de Diego Buonanotte y Daniel Villalva, el elenco "millonario" tuvo un buen trabajo en ofensiva, sobre todo en el segundo tiempo, pero cuando estaba para golear se tiró atrás y permitió la arremetida platense.
La primera etapa mostró a un River desprolijo y al que le faltó creación en ofensiva. Gimnasia se agolpó en su campo para contragolpear y generó las situaciones más claras.
River dependió demasiado de Ariel Ortega hasta los 30 minutos, cuando el Burrito se fue lesionado e ingresó en su lugar Gustavo Bou. En ese instante Gimnasia comenzó a crecer, se hizo fuerte en el medio y estuvo cerca de gritar el primer gol del cotejo.
Cuando parecía que el gol "tripero" estaba al caer, Buonanotte, que estaba en un bajo nivel y tras la salida de Ortega tuvo más libertad, metió un gran pase sobre la izquierda para Villalva, quien se coló entre los centrales visitantes y definió con un disparo al lado del palo derecho de Gastón Sessa.
En el complemento, River fue más peligroso porque tuvo más espacios. Buonanotte ingresó al área por derecha y cuando le salió Sessa tocó por un costado del arquero para aumentar la diferencia.
Este tanto fue un baldazo de agua fría para Gimnasia que en ese momento no hacía pie en el medio frente a un River que se floreaba y queda cada vez que pisaba el área rival estaba pronto a convertir. Para sorpresa de muchos, Ormeño sacó un tremendo disparo desde afuera del área para clavar la pelota junto al palo izquierdo de Navarro y ponerle suspenso.
Los últimos 15 se hicieron de ida y vuelta, pero Gimnasia llegó con más gente. Fue así como a los 42 el ingresado Cuevas enganchó de izquierda hacia el medio y disparo dejando sin reacción al arquero local para poner el 2-2.
Los minutos finales fueron electrizantes porque los dos tuvieron chance de liquidar el partido, sobre todo River que vio cómo Bou, en soledad y a metros dela arco sin arquero, cabeceaba afuera una pelota que era el gol del triunfo. El final fue obvio: todo el Monumental insultando a Néstor Gorosito y sus jugadores.