La Asociación Automovilística Centenario Competición invirtió muchas horas en mantener impecable su circuito de tierra compactada, como después en peregrinar golpeando puertas para conseguir llevar adelante su proyecto del autódromo.
Ahora, que el objetivo se cumplió, vendrán otros desafíos, tal vez no tan importantes y necesarios como el primero, pero de mucho significado para el automovilismo regional.
Desde que la AACC se puso a trabajar en el proyecto del autódromo, Rubén Cáceres lo tomó como un desafío personal.
Los kilómetros que recorrió con los planos, acompañado por el presidente de la entidad Julio Holzmann, buscando asesoramiento de los principales pilotos de Argentina y también el indispensable apoyo del gobierno para poder concretar esta ansiada obra.
Por eso, ahora que el autódromo es una realidad, disfruta del momento. Parece un chico con juguete nuevo.
-¿Qué se siente ver la obra terminada después de luchar tanto por el
autódromo?
-Es algo especial, se cumplió un objetivo personal desde que me bajé del Chevrolet del TC Neuquino y también un respeto enorme por la forma en que se trabajó en toda la obra.
-¿En algún momento pensaron en bajar los brazos?
-Nunca nos rendimos, en ningún momentos pensamos en bajar los brazos porque se trabajó con un ambiente muy positivo. Tuvimos siempre el respaldo del ingeniero Ricardo Esteves y de todo su personal de Obras Públicas, como también de las empresas Servipet y Perfil, al igual de la gente que trabajó con una onda positiva en estos años de construcción. Realmente estoy muy feliz de ver un sueño de todo el automovilismo de Neuquén cristalizado. Esperemos continuar así para la construcción del kartódromo
-¿Qué es lo que más te gusta del circuito?
-Lo que más me gusta del circuito es el dibujo en su totalidad, creo que al piloto lo obligará a trabajar mucho para encontrar el radio ideal para su vuelta rápida. Me parece que al ser rápido y con lugares de sobrepaso va a ser interesante para el espectáculo.