"¿Yo una leyenda? En dos años no lo puedo ser todavía. ¿Mejor velocista de la historia? No lo sé. Son los otros los que tienen que decirlo. Sé que puedo correr en 9.40. Pienso que mis posibilidades llegan hasta ahí y no más".
Usain Bolt es un insaciable. Ayer en el Mundial de Atletismo de Berlín, el jamaiquino ratificó que es el hombre más veloz de la tierra al ganar los 100 metros llanos con un registro de 9.58, pulverizando su anterior plusmarca en once centésimas.
El extraordinario velocista sumó en Berlín el primer título mundial de su rutilante carrera deportiva. Ironía del destino o coincidiencia, Bolt rebajó su record logrado en los Juegos Olímpicos de Beijing precisamente en un día como hoy, un 16 de agosto, hace ahora un año.
Bolt se impuso con claridad a su gran rival, el estadounidense Tyson Gay, segundo, y a su compatriota Asafa Powell, tercero, en la carrera más rapida de todos los tiempos.
El ganador no cambió ni un ápice su ritual en el día elegido para romper una vez más la barrera de la superación humana. Poco antes de la final, salió a calentar y, como siempre, bromeó con la cámara de televisión que presenta a los atletas.
Llegado el momento definitivo, no se movía un alma cuando Bolt salió despedido de los tacos. El plusmarquista mundial y triple campeón olímpico de sólo 22 años tomó ventaja enseguida, ajeno al griterío ensordecedor que envolvía el estadio Olímpico.
Corrió y corrió sin mirar atrás. Al final, a punto de cruzar la meta hacia la gloria, Bolt buscó de reojo a la derecha: Gay no estaba. Miró a la izquierda y vio el marcador electrónico: 9.58. Bolt supo que había vuelto a hacer historia y se golpeó el pecho reivindicando su condición de rey de la velocidad, como hiciera aquel otro 16 de agosto en Beijing.
la faena no ha terminado para Bolt: su segundo objetivo en el mundial de Berlín: los 200 metros.