A la Vuelta de la Manzana la divido en tres partes, porque es el rally más importante en mi campaña y porque soy el que más la ganó.
Por un lado, está la prueba. Exigente, durísima. Era hermoso enfrentarse con el "Gringo"(Horacio) Santángelo y los que la conocían bien, eran bravos de verdad.
La segunda, te encontrás con un grupo de amigos, en la organización y el periodismo, da gusto ir a Roca. Con el "Goyo" (por Jorge Martínez, presidente de la AVGR), podés discutir, pero sabés cómo siente y trabaja por el automovilismo.
Y tercero, la parte periodística. No hay lugar en Argentina que se le de más importancia a una prueba. Ni se imaginan lo que servía volver de la "Manzana" con los recortes del "Río Negro", con eso íbamos a los auspiciantes. También está lo que hacen las radios, con sus transmisiones. Si me habré peleando con algunos periodistas, pero lo hacía porque me divertía y eso en otros lados no pasa.
De la "Manzana" puedo hablar y escribir mucho, pero lo resumiría en algo que lo viví en mi época de piloto. Es la prueba del año.
El que la ganó, quiere volver a repetir. Y el que no pudo conseguir un triunfo, vuelve a intentarlo para saber qué gusto tiene.
En casa tengo una foto que sirve para graficar lo que comento. Estoy arriba de los antiguos boxes, con una corona de manzana y laureles, festejando. Cada vez que la veo me emociono.