Posa en una foto junto a su mujer Claudia y sus hijo Luciano (14) y Bruno (6). El mayor, Alan (22), es tercera generación de arqueros y está a la pesca de algún club en torneos federales. Su padre seguramente le contó que jugó con Diego Maradona y Claudio Caniggia en Boca y que increíblemente esa chance le llegó a los 35 años, después de actuar en Central pocos partidos debido a dos fracturas en su mano derecha (lo pisó el Mono Gordillo en una práctica y el Mellizo Guillermo en un partido) y un desgarro.
El mundo Boca lo obnubiló: "El primer día me di cuenta lo que era. Llegué, me hicieron la revisión, hablé con (el DT) Marzolini, me hizo los estudios el doctor Lentini, fui a la sede, me tomaron los datos, me recibió (el presidente Alegre), hicimos una conferencia y cuando salí de ahí ya tenía una cuenta en el banco, tarjeta de crédito y un bolso con toda la ropa... Increíble, yo venía de un Estudiantes que no es el de hoy. Juntábamos plata para comprar la ropa de práctica", cuenta.
Esa misma tarde conoció a Maradona. "Nunca lo había visto. Recuerdo que bajó las escaleras, con esa aura que tiene, me abrazó y me dijo: ´te felicito Marcelo, te deseamos lo mejor´, me agarró las manos y me preguntó si tenía todos los dedos, jajaja".
Recuerda al ahora técnico de la selección como "una persona muy generosa". Y cuenta una anécdota: "durante los entrenamientos siempre intentaba estar con los que menos jugábamos. Él sabía que todas las cámaras lo enfocaban, entonces pensaba que seguramente en alguna foto iba a salir yo, y que eso me beneficiaría. Nunca me lo dijo y nunca le pregunté, pero sé que era así".
En Boca, Yorno atajó en tres partidos durante los dos torneos en los que estuvo, y que el Xeneize perdió en las últimas fechas. Igual se dio el lujo de jugar en el club del que es hincha. Se sacó "el prode a los 35 años".