Desde que Ricardo Caruso Lombardi llegó a Racing, la principal característica de la Academia fue ser un equipo combativo. Ese aspecto fue preponderante para que Racing se salvara del descenso.
Cuando finalizó el Clausura, en Avellaneda imaginaban una vuelta de rosca para en el once de Caruso. Pero la falta de refuerzos de calidad hace pensar que no habrá grandes variantes respecto del torneo anterior y el buen juego quedará para otra oportunidad.
Ya sin los transferidos José Shaffer y Franco Zuculini, cuando Racing volvió al trabajo el panorama era sombrío, porque había sólo siete profesionales y sin arqueros. Con el correr de los días la dirigencia pudo cerrar la continuidad de varios jugadores (Lugüercio, Cáceres, Wagner y Lucero), y se sumaron nueve refuerzos. Los nuevos que llegaron no son jugadores de renombre, lo que buscó el DT fue completar el plantel y conformarse con tener sólo recambio.
En los dos amistosos que jugó Racing en Pilar, ante los libres del CEFAR y frente a All Boys, se pudo ver lo mismo que en el torneo pasado, es decir, un equipo aguerrido, en el que corren todos y juegan pocos.
Entonces, pese a que se viene una temporada nueva, pese a que el plantel cambió en casi un 50 por ciento, no habrá un Racing nuevo, sino más bien uno reacondicionado a la crisis.