Llegó a La Plata en 1988 y en un par de años se transformó en ídolo. Muy buenas actuaciones y una trompada a un jugador de Gremio en la Supercopa ´90 (algo que lo avergüenza) lo convirtieron en ídolo. El idilio se mantuvo hasta el 94, cuando el equipo entró en declive y los rumores de "ir a menos" rodearon a un plantel que se fue al descenso con el Capria, Verón, Calderón... Yorno era el capitán y se llevó la peor parte.
En Estudiantes llegó a su mejor nivel, al punto que en el 91 estuvo a un paso del seleccionado y durante tres años seguidos casi pasa a River. Siempre el presidente Pincha de aquella época, Ignacio Ercoli, se negó.
"Estaba enfrentado con ese tipo porque quería arreglarme un contrato que no me convenía, y buscaba demostrar que tenía más poder que yo. Passarella me quería, pero los dirigentes hicieron todo lo posible para cortarme esa chance. Cuando nos fuimos al descenso de ser ídolo máximo pasé a ser el más odiado".