Algo no estaba bien desde el desembarco en París, demasiadas tensiones y presiones caían sobre Rafael Nadal, el hombre que necesitó una derrota para recordarle al mundo del tenis lo obvio: que es humano. "Nunca tuve calma", dijo el español tras la derrota ante el sueco Robin Soderling (6-2, 6-7 (2-7), 6-4 y 7-6 (7-2) en los octavos de final de Roland Garros, donde sólo había conjugado el verbo ganar desde su debut en la edición de 2005 (31 victorias y 4 títulos al hilo).
El uraño Soderling consiguió lo que nadie al mandar desde la base, hacer correr al número uno, quebrarlo física y tácticamente y controlar el partido. La falta de calma de Nadal bien puede atribuirse a todo su periplo parisino, a toda su temporada sobre arcilla, a más de un año de luchas y tensiones. Desde su choque con los jefes del tenis español y mundial, hasta su enojo por ciertas situaciones en el torneo de Madrid, que terminó perdiendo a manos de Roger Federer, Rafa no paró de acumular tensiones.
El español nunca encontró su tenis y para colmo el contexto le fue totalmente adverso, al punto que las 14 mil personas que inundaron el estadio Philippe Chatrier lo hicieron sentir un extraño, como si sus hazañas de antaño hubiesen sido archivadas.
El mayor "culpable" del naufragio del español fue el ermitaño sueco, un tenista con el que ha tenido problemas y que ayer le impidió -al menos hasta 2014- aspirar a ganar 5 títulos al hilo en Roland Garros (sólo Bill Tilden, Roy Emerson, Bjorn Borg y Federer -en dos ocasiones- consiguieron alzar títulos de GS cinco veces consecutivas).
Soderling cometió 59 errores no forzados contra 29 de Nadal, pero también sumó el doble de tiros ganadores, 61 contra 33. "Jugué exactamente como quería hacerlo. Fui yo el que lo hizo correr", resumió el número 25 del mundo, que un mes atrás en Roma había caído 6-1 y 6-0 ante Nadal. Lo que le sucedió a Rafa en las últimas tres semanas -jugar dos torneos sobre arcilla y no ganarlos- no tiene antecedentes en su carrera y la última vez que había perdido en octavos de un GS fue en el US Open ´07 ante David Ferrer.
La derrota le resta a Nadal 1.820 puntos en el ranking mundial y Federer se encuentra así con un "regalo" inesperado, el de luchar por Roland Garros sin la presencia del "monstruo de la arcilla" que todo lo gana.
"Creo que Federer abrirá unas cervezas", dijo el sueco Mats Wilander, tricampeón en París. "Sin Rafa el torneo se abre, todos son candidatos. Pero Roger tiene una gran oportunidad, es su chance". El suizo suma 13 títulos de Grand Slam, uno menos que el récord de 14 de Sampras. La gran asignatura pendiente de Roger es el Abierto parisino, el único de los cuatro "grandes" que le falta. Siempre humilde, Rafa dijo: "Me gustaría que Roger lo gane. Sería bueno para completar los Grand Slam. Si alguien se lo merece, es él".