"Este es el clima que tiene que vivirse siempre en La Visera, así es lindo el fútbol, claro que es lindo...". El hombre superaba las cinco décadas y hablaba con su hijo, un muchacho que parecía no prestarle demasiada atención y que se inclinaba por seguir más atento a las curvas de unas sugerentes promotoras que lo que se debatía en la cancha.
La voz del hombre se multiplicó ayer en seis mil gargantas y el estadio albinegro, carente de buen "calor" durante la campaña regular, fue el de otras épocas, volvió a sus mejores tiempos.
Es más, a diferencia de partidos pasados las gradas se poblaron desde bien temprano y el "hormigueo" humano en la calle O´Higggins despertó más de una sonrisa en el seno de la dirigencia (también del plantel, que cobrará con la recaudación).
El que hizo explotar el "aplausómetro" fue Oscar Padua, un "Loco" que saltó a la cancha después de casi seis meses de inactividad. Y, como era de esperar, Tempesta se llevó toda la hostilidad en una tarde que largó para fiesta albinegra, pero acabó en felicidad para el centenar de eufóricos entrerrianos.