Boca fue más punzante, llegó con mayor frecuencia, contó con las mejores oportunidades, pero no pudo quebrar el 0 a 0 en su visita a Tigre. El equipo de Diego Cagna contó con un medio juego muy activo, con interesantes desplazamiento de Leandro Lázzaro, y mantuvo el respeto por el balón, pero no encontró argumentos para desequilibrar a Boca en los últimos metros de cancha.
El último campeón careció en algunos pasajes de orden, extrañó la conducción de Juan Román Riquelme, pero de todas maneras fabricó una cantidad de llegadas que pudieron haberle dado una diferencia, aunque sus imperfecciones para definir, en particular a través de Figueroa, lo condenaron a un empate que lo aleja de los primeros puestos.
Boca jugó unos muy buenos primeros 10 minutos, en los cuales ganó la pelota con facilidad, la hizo circular con fluidez y hasta llegó a posición de gol. Después el desarrollo fue cambiando, porque poco a poco Tigre fue haciéndose dueño de la pelota e intento ser prolijo en el traslado.
En el tiempo de descuento, Tigre produjo sus dos mejores aproximaciones, ambas desde fuera del área. Primero con un zurdazo de Castagno, y a continuación con un derechazo de Lázzaro, que Abbondanzieri desvió al córner.
La segunda parte se jugó dentro de condiciones muy parecidas a las del primer tiempo: con Tigre dominando el medio juego, pero sin profundidad, y Boca teniendo menos posesión de pelota, pero generando las mejores oportunidades.
Boca llegó en el primer minuto a través de un remate de Gaitán apenas desviado; un remate de Palermo, a los 9, que contuvo Islas; otro de Krupoviesa, alto sobre los 11, y un cabezazo de Palermo a 5 del final, que cayó en el techo del arco. Boca tenía que ganar pero no pudo, no por culpa de Tigre, sino por su incapacidad para convertir un gol.