Quizá la final de Australia sea la más emocionante jamás vista. Frente a miles de personas extasiadas en el Rod Laver Arena y millones hipnotizadas delante de la pantalla chica, Rafael Nadal y su triunfo hicieron llorar a uno de los mejores jugadores de la historia. El diálogo público entre ellos heló la sangre: "Quizás lo intente más tarde. Dios, esto me está matando'', dijo Federer, entre sollozos. Regresó al podio para felicitar a "Rafa" diciéndole: "Te lo mereces. Jugaste una final fantástica''. Y el mallorquín recibió el trofeo y abrazó a su amigo. "Roger, discúlpame por lo de hoy. Sé lo que estás sintiendo. Recuerda, eres un gran campeón, uno de los mejores en la historia", lo consoló.

Antes de esta escena digna de la talla de dos héroes del deportes hubo un partido digno de dos héroes del deporte (ver aparte). Nadal otra vez demostró por qué es el number one al vencer en 4 horas y 23 minutos de juego, por 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6, 6-2, a un suizo que evidenció durante todo el torneo poseer un tenis sutil y maravilloso. Claro, Federer no logró obtener su Grand Slam número 14, e igualar el record de Pete Sampras, porque enfrente se paró su "bestia negra".

Un aseveración que confirman las estadísticas: el español, el primero de su país en ganar el abierto australiano, está 13-6 en el mano a mano con el helvético y nada menos que 5-2 en las finales de los "grandes", de los que ya ganó seis (cuatro Roland Garros, Wimbledon y Australia). Además, se llevó los últimos cinco partidos que jugaron, tres en las citas máximas.

El suizo fue demolido en Roland Garros, derrotado en su feudo de Wimbledon y vencido ayer en cancha dura, en un día señalado con letras de oro en el calendario de un Federer que con 27 años desea con el alma llegar y superar el record de Sampras para ser el mejor jugador de todos los tiempos.

El español asegura que tiene una excelente relación con su rival e insiste en que para él es ya el mejor tenista de la historia.

"Os prometo que me gustaría verle ganar los 14", reiteró. Sin embargo, sus palabras se contradicen con los hechos. "Rafa es un tipo duro", aseguró Toni Nadal, que tampoco pudo reprimir las lágrimas al recordar la imagen del suizo llorando sobre la cancha del Rod Laver Arena. "Me sabe mal por Federer. Yo soy un admirador suyo", juró el tío Toni.

La próxima oportunidad del número dos no llegará hasta junio en Roland Garros, donde Nadal aún no perdió nunca un partido y ganó los últimos cuatro títulos. Si fracasa, tendrá que superar en Londres el recuerdo de la final de Wimbledon de 2008, cuando el español lo batió en un estadio casi sin luz en un quinto set que terminó 9-7.

Bajo la gorra con sus siglas, RF, los ojos hinchados de Federer reflejaban aún el dolor por la derrota mientras intentaba encontrar explicaciones a lo sucedido. "Me gustaría ser zurdo. Es una gran ventaja para él. Y no es la primera vez", dijo frustrado.

"Siento que este es un partido que debería haber ganado", lamentó. "Pero uno no puede ir ganando todos los partidos de su vida". Mientras, Nadal lo miraba con una sonrisa.