Durante casi cuatro años llamó la atención con uno de los atuendos más heterodoxos de la historia del tenis, pero la nueva imagen "seria" de Rafael Nadal es sólo la punta del iceberg de un fabuloso negocio, de una intensa lucha entre Nike y Adidas con el trasfondo de la crisis económica.
"No puedes pagarles millones y millones a deportistas si al mismo tiempo estás despidiendo empleados", razonó en Abu Dhabi James Blake, uno de los tenistas más reflexivos del circuito. "Si la rueda se para hay que estar preparados para grandes recortes", agregó.
Y eso le podría pasar a la Nº 1 Jelena Jankovic. Reebok, la marca que la viste, analiza rescindir el contrato debido a dificultades financieras.
Ya le sucedió a Tiger Woods, que debió aceptar una rescisión de mutuo acuerdo del contrato que lo unía a General Motors. A veces la crisis es real -el caso de las automotrices estadounidenses-, y otras, no: "Es una cuestión de cómo se percibe" en tiempos duros la inversión millonaria en deportistas, cree David Carter, profesor de negocio del deporte en la Universidad del Sur de California.
Por eso es que tenistas como Andy Murray están lejos de sentir la crisis. El escocés acaba de abandonar a su mánager de toda la vida, el chileno Patricio Apey, para firmar por Creative Artists Agency, una aparición fulgurante en el negocio del deporte, que tiene clientes como Novak Djokovic, David Beckham y Cristiano
Ronaldo, pero también al actor Tom Cruise o el director Steven Spielberg.
Deporte y negocio, "showbusiness" en definitiva, una combinación que "The Times" cree que le reportará en breve contratos por 145 millones de dólares al británico.
Tampoco se puede quejar de la crisis Roger Federer, que en 2008 se convirtió en una de las 300 personas más ricas de su país. Y eso, tratándose de Suiza, paraíso de millonarios de todo el planeta, es mucho decir.
Federer, Nadal, Blake y Murray jugaron esta semana una exhibición en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes. Todos, en especial Nadal, suelen quejarse de lo agotadora que es la temporada regular, pero los jeques árabes saben cómo tentarlos: según "Business 24/7", una publicación especializada de la región, cada jugador cobró un promedio de un millón de dólares por estar en el torneo.
Bastante más en los casos de Nadal y Federer, que en la noche del
jueves compartieron una cena con Khalifa bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos, y su familia.
Federer tiene hace tiempo un piso de lujo en Dubai, donde pasa varias semanas al año. Preocupados por el final de la burbuja inmobiliaria, los responsables de los Emiratos buscan instalar a Abu Dhabi y Dubai como centros de negocios, vacaciones y cultura. Por eso la exhibición contó con jugadores de Gran Bretaña, Rusia y Estados Unidos, tres mercados clave.
Nike, consciente de que Adidas es gracias al fútbol la que marca el paso en el Cercano Oriente, abrió en octubre oficinas en Dubai, y a partir de ayer ve como rueda su balón en un torneo de fútbol que reúne a los seis países del Golfo Pérsico, Irak y Yemen. Además, etiquetará sus ropas en árabe, aunque aún no traducirá el slogan "Just Do It!". Nadal podría argumentar que él sólo se dedica a jugar al tenis, y en buena parte tiene razón. Pero su adiós a las camisetas sin mangas y los pantalones "pirata", su transformación en un "adulto" indica que el negocio cobra cada vez más peso.
El español frenó durante un tiempo las ambiciones de Nike, que quería vestirlo "serio" ya en septiembre, en su primer partido del US Open.
Pero 2009 se abrió con otro Nadal, en momentos en que un ex alto ejecutivo de Nike, Adam Helfant, se perfila como nuevo jefe de la ATP.
Por eso es que suena quizás algo anacrónica -Nike explotó durante cuatro años los músculos de Nadal para ahora ocultarlos- la decepción de un columnista del diario español "El Mundo", lamentándose de que los trofeos que gane Nadal ya no aterricen en "una musculatura desbocada, desnuda, radiante de sudor, aromática como albérchigos dorados". El músculo, en el deporte, pasa cada vez más por otro lado. (DPA)