Todo parece indicar que la tapa de los diarios del país estarán ilustradas el próximo lunes con un histórico festejo que tendrá como protagonistas centrales a "Luli" Mancini, David Nalbandian, Juan Martín del Potro, Agustín Calleri, José Acasuso y toda una generación que podría marcar un antes y un después del tenis argentino. Ésta será la tercera final que un equipo nacional jugará por la deseada Ensaladera de Plata, pero la diferencia reside en el enorme favoritismo que posee con respecto a España. La sensación de superioridad estuvo desde el mismo momento que en semifinales el sorprendente Del Potro castigó a Igor Andreev y se quedó con el quinto punto en el Parque Roca. Pero esa idea-ilusión se profundizó al máximo cuando Rafael Nadal se bajó de la serie debido a una molesta distensión en su rodilla derecha, algo que le quitó condimento a la definición.
La historia está a favor de la "Armada española", al punto que venció a la Argentina las dos veces que se enfrentaron: la primera en 1926, en Barcelona y por 3-1; la segunda no hace mucho, en el 2005, durante una semi apasionante que Carlos Moyà terminó ganándole en quinto punto frente a un ya apático Gastón Gaudio. Aquella vez, Nalbandian y el "Mago" Coria estaban lesionados y quien sacó pecho para ir por la hazaña fue Calleri, que ganó el dobles junto a Lucas Arnold y, después que el capitán Luza decidiera incluirlo en lugar de Zabaleta, puso las cosas 2-2 al jugar el mejor partido de su carrera y derrotar a un ex número 1, Juan Carlos Ferrero.
El mejor del mundo es otra vez español, pero la diferencia está en que faltará a la cita. Las cosas han cambiado bastante con respecto a esa época, sobre todo porque el equipo nacional cuenta con dos singlistas que hoy se ubican entre los once mejores del mundo. Si bien desde hace un par de semanas es la raqueta 2 del país, Nalbandian se mantiene como el máximo garante del triunfo, respaldado por un historial personal que habla de 15 series disputadas, 26 triunfos y apenas 8 derrotas.
El cordobés se las verá con un David Ferrer que pasó a ser el "1" de España, al menos en Mar del Plata, es 12 del planeta y en el duelo mano a mano tiene una ventaja de 6-3 sobre el "Rey" argentino, aunque con una diferencia clave: la última victoria fue del criollo, en el MS que en el 2007 ganó en París, sobre una superficie similar a la que se logró en la Polideportivo Islas Malvinas.
Del Potro guardará esta temporada en su memoria por siempre. Arrancó el 2008 como un don nadie, ubicado en el puesto 65 del ranking, pero ganó cuatro torneos al hilo y quedó ante los ojos del planeta. Jugó bárbaro en las grandes citas, consiguió el quinto punto ante Rusia, algo casi inesperado, y se dio el lujo de viajar a Shanghai, con apenas 20 años, y ya siendo el mejor argentino.
El tandilense todavía no sabe a quién enfrentará el viernes. Si será Fernando Verdasco (16º), con el que nunca jugó en el circuito, pero sí venció en un challenger jugado en Segovia; o Feliciano López (31º), al que venció dos veces en el 2007 (Memphis y MS de París), pero con quien perdió en Miami durante este año. Este último tuvo un muy buen cierre de tempo
rada y Emilio Sánchez Vicario lo catalogó como "una muy buena alternativa" en piso rápido.
La gran preocupación de Mancini pasa por el estado físico del "Obelisco", quien sufre problemas en sus uñas, es el jugador que más partidos disputó en los últimos cuatro meses (44) y deberá lidiar con las 30 horas de viaje por su expedición china.
La superficie, el público y el gran nivel que demuestran tanto Nalbandian como Del Potro son lo puntos fuerte del equipo de "Luli" Mancini, que todavía debe decidir por el dobles.
En los últimos entrenamientos, el capitán probó con Calleri y José Acasuso, dos con experiencia pero carentes de ruedo a dúo. La idea es no tener que apelar a David para el partido del sábado, sobre todo recordando lo que sucedió ante Rusia en setiembre. Claro, habrá que convencer a Nalbandian de ello.
Desde ya, es lógico el favoritismo de Argentina, robustecido por las palabras de hombre de peso como Roger Federer o el mismo Davydenko. La ausencia de Nadal en lo tenístico es un factor decisivo, aunque también puede serlo en lo anímico y a favor de una España que ganó dos Davis en los últimos ocho años y que parece tener poco por perder. Manejar la presión también será determinante.