El británico marca otro hito fuera de la estadística. Hijo de un emigrante de Trinidad-Tobago y de una inglesa, es el primer negro en consagrarse campeón de la F-1.
Hamilton tiene la mis-ma madera que Michael Schumacher o Ayrton Senna. Fenomenal al volante, concentrado, rápido y fuerte.
Hamilton tiene pocos amigos entre los pilotos, debido a su postura fría. Su estilo de conducir, con frecuencia agresivo, le reportó la fama de "vándalo" y varias presentaciones ante los "guardianes" de los reglamentos.
Después de su notable debut en 2007 y la consagración en Brasil, está en boca de todos. Grandes como Schumacher, Senna o Alain Prost no pudieron sumar tantos puntos como Lewis en sus dos primeros años en la F-1.
Hamilton apunta para ser una súper estrella. Inteligente y apuesto, es un atleta modelo que casi siempre hace buen papel. Los expertos aseguran que la joya de la publicidad podría llegar a ser el más rico de los deportistas británicos. Hasta 2012 su equipo le pagará unos 165 millones de dólares. El padre de Hamilton, Anthony, es su manager.
La familia tiene una importancia para Lewis. Su medio hermano Nic, quien sufre parálisis cerebral, le recuerda siempre lo privilegiado que es.
McLaren y Mercedes Benz formaron a Hamilton. Cuando tenía 10 años, en una gala de la Federación Británica de Automovilismo, el futuro campeón se coló hasta ubicarse junto al jefe de equipo Ron Dennis. Le pidió un autógrafo y manejar un auto de su equipo en la Fórmula 1.
Dennis firmó el autógrafo con dedicatoria. "Llámame en nueve años". Fue en 1995. Tres años después Hamilton ingresaba en el programa para jóvenes talentos de la escudería. Y en 2008 el a-lumno modelo es el primero de la clase. Dennis sabía lo que estaba haciendo cuando, junto al autógrafo, escribió su número de teléfono.