ALLEN (AA).- El partido que se disputó en Allen entre Unión y Fernández Oro terminó convirtiéndose en una lamentable batalla campal. A los 38 minutos del segundo tiempo los jugadores de ambos equipos se trenzaron golpes. Hubo sangre y corridas dentro campo de juego. La violencia pudo más y el partido fue suspendido. Luego el árbitro expulsó a seis hombres de cada equipo.
La tarde acompañaba, el clima era por demás agradable y las hinchadas de Unión y Fernández Oro habían copado el sector de las tribunas.
Pero por esas cosas que nadie puede comprender ni admitir en el deporte, lo que era una fiesta futbolera terminó en un violento enfrentamiento entre los integrantes de los dos planteles.
Con el pasar de los minutos y ya promediando el segundo tiempo, el clima del partido fue poniéndose cada vez más tenso. Encima, algunos fallos del árbitro Gustavo Domínguez, exasperaron aún más los ánimos.
Unión ganaba 2-0 con goles de Martín Chavarría y todo parecía "normal".
Hasta que a los 38 del complemento Marcelo Ramos descontó para los "Verdes" y en ese momento se desató una batahola entre algunos de los jugadores de ambos equipos.
El conflicto se originó porque Fernando Díaz, arquero Unión, tomó la pelota y la cubrió con su cuerpo.
Los jugadores de Oro, desesperados por continuar el partido y se abalanzaron contra el arquero.
Sin que el árbitro pudiera controlar la situación, de repente aparecieron las piñas, patadas y persecuciones entre jugadores dentro de la cancha.
Una decena de efectivos policiales intentó calmar los ánimos pero no pudo contener la trifulca y Juan Gentili, defensor de Unión, terminó tendido sobre el césped con el rostro totalmente ensangrentado por las agresiones.
Luego del violento episodio ambos planteles se culparon mutuamente por lo sucedido hasta que finalmente el árbitro decidió suspender el encuentro. En el vestuario, Domínguez expulsó a seis jugadores por equipo, aunque no quiso realizar declaraciones para explicar los motivos de las rojas y la suspensión del encuentro.
La tensión que había en el ambiente no se disipó. Continuaron los insultos y las amenazas tanto para jugadores, integrantes de la terna arbitral y el periodismo que cubrió el partido.