Es el rey del siglo XXI. Omar Narváez logró la hazaña de defender con éxito 14 veces en forma consecutiva el cetro mosca de la OMB y agigantó su figura en la historia del boxeo mundial. No sólo porque igualó al mítico Carlos Monzón, que lo había logrado en la década del 70 entre los medianos, sino porque a los 33 años piensa en batir la marca y, por fin, acceder a las mejores bolsas de este deporte-negocio.
El pequeño chubutense se anotó ante el mexicano Alejandro Hernández su victoria número 28 y es el mejor indiscutido, porque lleva seis años en esa condición -logró el título el 13 de julio de 2002 ante el nicaragüense Adonis Rivas-.
Lo hecho por Narváez no tiene comparación con lo realizado por la leyenda santafesina, por cuestiones de peso, porque los tiempos son diferentes y porque éstas, en definitiva, resultan odiosas.
El campeón defendió con éxito la faja ocho veces en nuestro país y seis en el exterior (tres en Francia, dos en Italia y una en España).
A Narváez el amplio triunfo conseguido en la madrugada del domingo le abre otra perspectiva para su carrera, porque ahora gozará de mayor reconocimiento internacional y una cotización que no había alcanzado hasta ahora.
El combate se celebró en Puerto Madryn, en un renovado "Palacio Aurinegro" colmado, que desde el himno interpretado por Alfredo Casero, no dejó de alentar ruidosamente a su campeón, al grito de "Huracán...Huracán..."
Las tarjetas de los jurados dieron como amplio ganador a Narváez por puntos: José Torres, de Puerto Rico, falló 117-111, Héctor Afú, de Panamá, 116-112 y Aldo Fernández, de Argentina, 119-110. La pelea fue favorable al local, aunque no con una abrumadora ventaja, dado que el mexicano Hernández se encargó de complicarle el trabajo con buenas combinaciones a la zona alta.
Por el momento, su mánager Osvaldo Rivero no quiere hablar de unificaciones ya que "siempre se frustran en las primeras negociaciones" y la próxima meta sería meterse en el mercado de los Estados Unidos. Una materia pendiente.
Antes, el campeón es plenamente consciente de que llegó el momento de enfrentarse con el temible Rayonte Whitfield, que está primero en el ranking de la OMB y por lo tanto es un retador obligatorio. "Tengo el compromiso para enfrentarlo dentro de los 120 días, así que si el muchacho quiere pelear, tendremos que hacerlo", dijo.
Como el desafiante tiene sobrados méritos para ocupar ese lugar, el púgil patagónico prefiere recibirlo en el histórico escenario de Corrientes y Bouchard, todo un emblema para el boxeo nacional.
"El Luna Park es un gran escenario para los argentinos y me gustaría hacer la decimoquinta defensa ahí", argumentó Narváez, aunque existe la chance de que el choque sea en el país del norte. Seguramente la pelea irá a subasta y se la llevará el mejor postor.
Donde lo espere su siguiente obstáculo, será una nueva oportunidad para jugar con los números que lo unen con Monzón, aunque los que lo conocen y saben de sus desafíos, para el "Huracán" todo nuevo paso tiene más que ver con su deseo de superación personal.