Cuando un partido es muy conversado antes de ser jugado, resulta un mal partido. Eso fue lo que ocurrió con River y San Lorenzo. Demasiado recuerdo cercano, demasiada revancha de la boca para afuera y la definición de los octavos de final de la Copa Libertadores como mar de fondo.
En mayo, San Lorenzo eliminó a River en el Monumental tras empatar 2-2, después de ir 0-2 y con dos jugadores menos. Esta vez también empataron, aunque 0-0. Y también San Lorenzo terminó con dos expulsados, aunque había mucho menos en juego que entonces.
Poco y nada
Ayer, la historia no tuvo drama ni emoción. Tampoco buen juego. River dispuso un 3-4-1-2, con jugadores obligados a actuar fuera de sus puestos naturales, todo un clásico de Diego Simeone. San Lorenzo presentó un 4-4-2, con Aureliano Torres de lateral izquierdo y Pablo Barrientos como mediocampista por el mismo costado, chocándose en forma constante.
El visitante tuvo la primera oportunidad para anotar sobre los 10 minutos, pero Adrián González pifió el disparo desde el interior del área. River siguió apostando al vértigo para sorprender en ataque, pero el apuro lo condujo a la imprecisión, por lo cual, Agustín Orión tuvo una tarde más que tranquila, sobre todo en la etapa inicial.
San Lorenzo debió jugar de contra, ante la actitud ofensiva del local, pero no contó con un volante que hilvanase los avances y por eso lo suyo se diluyó en las buenas intenciones de Gonzalo Bergessio únicamente.
Enredos en el medio
Las cosas no cambiaron en la segunda mitad. El trámite siguió siendo enredado, parejo y más que discreto. A los 10, tras un tiro libre de Diego Barrado, el paraguayo Santiago Salcedo colocó un cabezazo bombeado que Orión despejó al córner.
San Lorenzo respondió tres minutos más tarde cuando Bergessio escapó por izquierda e intentó enviar un centro para Daniel Romeo, pero la pelota se cerró y obligó a Juan Ojeda a esforzarse para despejar cuando la pelota se le metía en el segundo palo.
Los del Bajo Flores tuvieron más recuperación en el centro del campo y fueron un poco más peligrosos a la hora de atacar, aunque siempre fallaron en el último toque. Diego Simeone buscó cambiarle la cara a su equipo con los ingresos de Andrés Ríos y Augusto Fernández, pero continuó generando muy poco de la mitad de cancha hacia adelante.
Sobre el final del juego, San Lorenzo se quedó sin ideas y sin dos de sus jugadores al ver la roja Voboril y Méndez y River no supo como aprovecharlo. Los dos defraudaron, sobre todo River, que con el retorno de Buonanotte aspiraba a levantar el nivel de su juego, pero no. El "millonario" no pudo salir de su mediocridad. San Lorenzo tampoco estuvo a la altura de un clásico que fue fue pura expectativa y nada de juego.