Ocho años después de su última conquista, Estados Unidos recuperó la hegemonía del básquetbol universal, al vencer en una dramática final al campeón mundial, España, por 118-107. El "Dream Team" desembarcó en la capital china con su artillería pesada en busca de concretar el ansiado 'operativo redención', o sea volver a ganar un título internacional tras los terceros puestos en los Juegos de Atenas 2004 y el Mundial de Japón 2006 y el humillante sexto lugar en casa en el Mundial de Indianápolis 2002.
Para ello llevó a las máximas figuras que la NBA posee en la actualidad, Kobe Bryant y LeBron James, acompañados por una tropa de lujo en la que destacó Dwyane Wade y el veterano base Jason Kidd, único sobreviviente de Sydney 2000, que ahora tiene un invicto de 66 partidos.
El quinteto norteamericano tuvo una tranquila primera ronda, con cinco triunfos muy fáciles en la primera ronda, incluida una apabullante victoria sobre España por 119-82. Después superó a Australia, sufrió algún bajón con Argentina (101-81) y en la final también se bajoneó, pero cumplió con el objetivo.
"Todo el mundo dice que los jugadores de la NBA son arrogantes y soberbios, pero todos vieron aquí a un equipo que jugó como tal, dejando de lado el lucimiento individual y sacrificándose por el equipo y por el objetivo que nos propusimos", dijo Kobe, que el sábado cumplió 30 años y tuvo el mejor regalo.