El fútbol argentino ingresó en un terreno sinuoso del que seguramente saldrá, cuanto menos, con varios magullones. En agosto Julio Grondona le pedirá a Blatter que modifique la legislación para concretar un blindaje que le permita a los clubes criollos protegerse de la voracidad de los europeos, siempre deseosos a llevarse a sus joyas. El plan es hacer un reclamo corporativo junto con las demás federaciones sudamericanas y las africanas, para que se logre una diferenciación entre países formadores y no formadores. Claro, todo hace pensar que el reclamo no tendrá eco. Y que las consecuencias se verán pronto. En realidad, ya se están viendo.
El caso Nayar terminó de abrirle los ojos a los dirigentes argentinos. Tarde se dieron cuenta que están perdiendo su mayor capital. El fútbol argentino necesita con urgencia que las leyes lo amparen, si no la mediocridad lo gobernará definitivamente.
El próximo Apertura '08 mantendrá el fenómeno que experimentan desde hace años los torneos domésticos. Los mejores jugadores
emigran después de una temporada sobresaliente, los clubes ganan oxígeno económico y calman las expectativas de sus hinchas con modestas incorporaciones, o anunciando de manera rimbombante el regreso de viejas glorias, aunque estén en el ocaso de su carrera.
¿Qué se verá en este campeonato? Un nivel más bajo que en el anterior, un dato preocupante al recordar que hace unos días el último DT campeón, Diego Simeone, reconoció que su equipo ganó el título "jugando mal".
De entrada vale decir que durante el torneo que largará el viernes 8 de agosto no estará el mejor arquero de la actualidad, JP Carrizo, en la Lazio y con problemas de pasaporte, y tampoco el goleador Darío Cvitanich, nueva cara del Ajax.
Lo mismo ocurrió antes del inicio del Apertura 07/08 que coronaría a Lanús: emigró Ustari a un Getafe que casi no lo utilizó, se fueron José Sosa y Mariano Pavone, Ángel Di María dejó de hacer "canayadas" y partió al Benfica (por 6 millones de euros) y Racing, en plena competencia, abrigó a Maxi Moralez para mandarlo a Rusia y trajo a un "Piojo" López fuera de estado y de competencia. Ya se había ido a Portugal Bergessio.
Lo mismo le ocurrió a San Lorenzo, que venía de ser campeón y de "endiosar" a Ramón Díaz. Los de Boedo vendieron a Ezequiel Lavezzi, su arma letal, y mientras el "Pocho" se convertía en ídolo de Napoli y bautizaban con su nombre a una variedad de pizza, en el "Ciclón" bufaban por haber fallado en las contrataciones de Bilos y Berni Romeo. Para colmo, el "Lobo" Ledesma ya era del Olympiakos y los arribos de los Díaz y de Walter Montillo no entusiasmaban.
Boca vendió al "Cata" Díaz y ledio vía libre a Bruno Marioni, River dejó ir a Lux, perdió por un tiempo a Carrizo, no pudo recuperar a Ortega y, para colmo, adquirió dos refuerzos en declive total: Sixto Peralta y el "Roly" Zárate. El Vélez de La Volpe naufragó antes de navegar cuando partieron, en un nivel superlativo, Castromán y Mauro Zárate. De Lanús se iba Leto al Liverpool, de Newell's el paraguayo Cardozo, y la lista continúa.
En el Clausura pasado ninguno de los refuerzos que llegaron haciendo ruido marcaron la diferencia. River fue campeón de la mano del "Cholo", pero Abreu rumbeó hacia Israel y nadie protestó, y Archubi pasó desapercibido. En Racing el chiquitín Moralez volvió pero recién se acordó de jugar en la promoción y en Independiente, el colombiano Grisales sólo amagó con asociarse con el "Rolfi" Montenegro, y Pablo Vitti directamente no tuvo rodaje. San Lorenzo fue el más ambicioso en esta materia, porque de cara a la Copa se juntaron los "soñadores" Díaz y Marcelo Tinelli. El "Cabezón" acercó un grupo inversor y al "Ciclón" llegaron Placente, D'Alessandro y Bergessio (se fue la "Gata" Fernández y el "Malevo" Ferreyra), un trío de renombre pero con poco competencia en ese momento. Al final, no hubo Libertadores "santa".
El fenómeno se profundiza. De los casi 150 jugadores que figuran como "bajas" para el torneo que viene, casi la tercera parte emigró a Europa. Vale decir que la mayor cantidad de los "ex" no tiene destino cierto, mientras que entre siete y ocho le pusieron una ficha a las ligas americanas. Los demás, van y vienen entre equipos "chicos".
Lo que sí, este torneo amenaza con tener menos "calidad" que el anterior. Ya no atajarán Carrizo, Villar ni Cristian Álvarez, faltarán los goles de Cvitanich y los de Germán Denis, al que Borghi intentará suplir con el retornado Federico Higuaín, que jugó poco y nada en el América; con Leonel Núñez, y con la promesa entre signos de interrogación que genera el pibe Depetris.
En Lanús se fue Lautaro Acosta (Sevilla) y Gustavo Balvorín no parece ni la sombra de aquel, mientras que Vélez perdió al talentosísimo Damián Escudero y en San Lorenzo ya no está Ramón y también sequedó sin la "boba" de D'Alessandro.
Central recuperó al "Equi" González, Gimnasia a Roberto Sosa, y Godoy Cruz se despachó con Jairo Castillo, tres "veteranos" que vuelven en el final de dilatadas carreras y que no parecen ser grandes soluciones. Estudiantes ilusiona y los dos más grandes seguramente serán protagonistas, aunque en el mercado de pases no se note.
Lo que sí se nota es que no hay forma, por ahora, de mantener en el país a las nuevas "joyas". Apenas se pulen, inmediatamente parten. (S.B)