No habrá baches en la participación de los Correa en los Juegos Olímpicos. La presencia de Miguel en Beijing 2008, permitirá mantener a la familia rionegrina en la cúspide del Canoaje mundial, tras los pasos de Javier, en Sydney 2000 y Atenas 2004. Miguel se planteó como meta meterse en la final, porque está convencido que una vez allí la cosa será más sencilla, aunque estén los mejores del mundo.

"Mi ilusión y mi meta más importante es llegar la final, porque una vez ahí, el nivel es muy parejo y cualquier cosa puede pasar. Voy a esforzarme mucho para mejorar mi registro porque siento que puedo lograrlo", afirmó.

Correa se ganó la plaza para los olímpicos a partir de su segundo lugar en el Panamericano de Montreal (Canadá) en K1-500, con un tiempo de 1m40s96, que le alcanzó para quedarse con el pasaporte.

Sobre esa alternativa, el viedmense rememora que "el tiempo fue muy bueno y, con la preparación que hice, tengo esperanzas de mejorarlo. Si bajo un segundo la marca puedo entrar en la final, y por eso voy", aseguró.

Miguel está convencido de que puede, porque hace cinco años que se mueve entre los mejores, y sus progresos han sido constantes.

A pesar de todo, analizó que "la clasificación era difícil pero no imposible. En esta oportunidad había menos margen de error, porque la cosa era individual. Estaba convencido que mi nivel era para lograr esa meta".

En la última competencia, antes de Beijing, Miguel y Estefanía Fontanini, únicos representantes argentinos en Canoaje, finalizaron en los puestos 16 y 18, respectivamente, en las pruebas de K1 500 metros, por la tercera fecha de la Copa del Mundo. Ahora, se encuentran en Barcelona, donde entrenarán hasta el 2 de agosto, día en el que viajarán a China. Debuta el 11.

En ese momento se acordará del consejo de Javier: "preocupate por disfrutar esta experiencia, porque una participación olímpica es inexplicable y más aún la primera". Que así sea.