A Omar Gutiérrez le sienta bien el autódromo roquense. Ayer logró su segunda victoria consecutiva en el certamen de la Copa KIA. En una emotiva prueba superó por centésimas nada más a Nicolás Aríngoli.
Adrián Altamirano hizo un buen negocio con su tercer puesto, porque está cada vez más firme en la punta del certamen de una categoría a la que sólo le falta cantidad.
Con apenas ocho pilotos en pista, la Copa KIA entregó otro entretenido espectáculo y lo que más se resalta es el rendimiento de los autos, con el ciento por ciento de arribos después de la exigencia de la final.
La serie la ganó Aríngoli, dueño de la "pole" en clasificación. Es más, aparecía como el rival a vencer en la final.
Y Aríngoli, hasta promediando la final, hizo bien los deberes, mientras que Gutiérrez, de gran recuperación en la serie después de recibir un autazo en la primera curva cuando recién se había largado, se dedicó a seguirlo a distancia, mientras que tercero se acomodó Altamirano, pensando en sumar puntos "gordos".
Atrás abundaron los roces. Uno que se quejó fue Gonzalo García, quien apuntó directo contra el reaparecido Alejandro Lanigau por dos toques. Uno en la serie, en el curvón. El otro en la final, en la recta de boxes.
Aríngoli, con muy buen ritmo, manejaba la prueba a su voluntad, hasta que se le movió el auto en la tercera curva, atrás de los boxes, pisó la tierra y casi se queda sin nada, porque pudo zafar de la situación.
Gutiérrez no desaprovechó la oportunidad y encontró el hueco para pasar a la punta, mientras que Aríngoli salvó el segundo puesto gracias a que su compañero de equipo en el Lanigau Motorsport, el líder del certamen Altamirano, no tenía intenciones de entrar en roces.
Hasta el final, Aríngoli buscó a Gutiérrez por todos lados, pero el líder se manejó con tranquilidad, no dejó nunca el espacio libre y logró su segunda victoria en fila en el circuito roquense.
"Al auto no le hacemos nada, siempre anduvo igual", aseguró Gutiérrez.