Mientras Carlos Delfino entrena con la selección sin tener contrato firmado para la próxima temporada, Toronto Raptors presentó lo que se denomina "qualifying offer", con lo que la franquicia tiene asegurado el derecho para quedarse con el jugador en caso de igualar cualquier oferta que reciba el santafesino. "Estoy contento con la temporada que tuve. Me gustaría quedarme pero uno nunca sabe", dijo el escolta, en una charla con "Río Negro".

-¿Cuál es tu balance de la última Liga?

-Di un paso adelante muy grande. En los últimos tres años estuve estancado, sobre todo por las lesiones. Pero el último torneo no falté nunca, tuve mayor participación y más minutos en cancha. Encontré mi lugar. Es clave sentir que ayudás al equipo.

-En el Preolímpico, que no fueron todas las figuras, también tuviste mayor protagonismo.

-Puede ser. En ese momento tomaba las mismas decisiones y tiros que siempre. Pasa que quizás estuve más tiempo en cancha, se me vio más y además hice más puntos. No es que cambió mi juego ni me manera de pensar. Tampoco varió la concentración para encarar un partido.

-Quizás sí cambió algo en tus compañeros, ¿no?

-Sí, puede ser. Era como un referente, con un poco más de experiencia. A mi me ayudó mucho ese Preolímpico. Tomamos como una hazaña la clasificación y en lo personal marcó el envión de ese paso grande que di este año. Fue dejar atrás las lesiones.

-¿Cómo viviste esa temporada y media de lesiones, con la operación de meniscos?

-En el básquet la lesión más difícil es la rodilla. Se complicó en la primera operación así que la segunda decidí hacerla en Argentina, con Raúl Teaux. Eso chocó un poco con la gente de allá. Fue una situación rara. Después me costó recuperar la confianza. Hoy puedo decir que lo logré. Físicamente me siento muy bien, hace como 200 partidos que no tengo una lesión.

-Fue difícil explicar en Estados Unidos que te ibas a operar en Paraná...

- Sí. Me decían "acá tenemos toda la tecnología del mundo, lo mejor de lo mejor, ¡cómo te vas a ir a operar a la Argentina, que es el tercer mundo!". Pero los médicos argentinos no están atrasados. Acá se salvan vidas y se recuperan rodillas todo el tiempo. El fútbol nuestro es de los mejores del mundo y los jugadores se operan acá. Raúl es el médico de la familia y le tengo una gran confianza.

-¿Qué se dice en la NBA de los jugadores argentinos?

-Pasa lo mismo que con los futbolistas en Europa. En la NBA nos valoran mucho. Notan que hacemos cosas importantes, que sacrificamos cosas para el bien del grupo. Por eso cada vez somos más los argentinos en la NBA y nos siguen pidiendo. Prácticamente no hubo jugadores de paso que hayan estado sólo un año. La diferencia con el resto es que salimos con más hambre.

-¿Cómo son los demás jugadores?

-Te encontrás con un poco más de egos. Es una liga que paga mucho y está llena de estrellas. Depende de cada uno cómo es y cómo se maneja. Con los millones y el talento que hay dando vueltas hace que también se cree un problema en torno a eso. Por suerte me tocó estar en equipos que tenían un vestuario muy fuerte y unido. No tuve problemas de estrellato. Pero hay casos en la liga que se conocen y se comentan de tipos con una cosa natural de figura y primeros papeles.

-Con cuatro temporadas en la NBA, ¿te sorprende algo todavía?

-Varias cosas. Como que no le hayan encontrado solución cuando se rompe un reloj de 24 segundos, como pasó en Boston-Atlanta. Terminaron jugando como hacemos en Argentina, controlando con un cronómetro y cantando los segundos que faltan. A nosotros nos pasan cosas así y nos quejamos, decimos que estamos muy atrás. Pero a ellos también les pasa.

JUAN IGNACIO PEREYRA

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