CRISTIAN HELOU

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No conformes con sobredimensionar a los Juegos de la Araucanía, los funcionarios deportivos fueron ahora por los Patagónicos. Ambos son interesantes, pero deberían complementar para otras competencias mucho más importantes, que involucran a selecciones de todo el país.

Cada deporte tiene su torneo Nacional o Argentino y es ahí donde hay que apuntar para hacerle fuerza a las provincias con mayor poderío.

En Río Negro y Neuquén deben entender que es más valioso perder por poco con Córdoba o Santa Fe que derrotar con comodidad a Santa Cruz o Tierra del Fuego.

Es cierto que para los jóvenes deportistas es una motivación ser campeón regional, pero esa conquista tiene que ser utilizada como trampolín para dar el gran salto. Y el despegue sólo se puede conseguir si enfrente están las potencias.

Lamentablemente, los pocos talentos neuquinos o rionegrinos que surgieron en los últimos años salieron a la luz por esfuerzos personales. Algunos, con condiciones innatas. Otros, apoyados en un entrenador que los supo exprimir al máximo. Pero casi nadie como consecuencia de un trabajo serio proyectado desde el Estado.

Con los Patagónicos todavía frescos, empezará la cuenta regresiva para los Juegos de la Araucanía, que recién irán en noviembre. Habrá varias reuniones previas, derroche de viáticos y llegará el momento de plantear objetivos.

Neuquén, cansado de fracasos con enormes inversiones, irá con menos pretensiones. Río Negro, siempre más austero, sabe que cuenta con mayor potencial y, de hecho, es el más ganador en el historial.

Seguramente, los deportistas serán acompañados por una buena cantidad de entrenadores, dirigentes y funcionarios -los que participaron en las reuniones y algunos más-.

Sería bueno que este año viajen menos y que los directivos o políticos que decidan quedarse trabajen en un plan con metas "nacionales".