Minuto 40. JR Riquelme agarra el balón en el borde del área, lo acaricia, lo seduce, lo coloca entre los defensores. Rodrigo Palacio lo toma y le da velocidad, Carlos Kletnicki lo derriba y el corazón de todo el mundo se paraliza en el Estadio Único de La Plata. La "Torre" platinada, el "Titán", se para frente al balón, lo mira, toma carrera y lo incrusta en uno de los ángulos. Sin piedad. Con placer. La gente de Boca delira y cientos son los que muestran un cartel con un número: 180. Los hinchas de Gimnasia desean caer muertos allí.
Así, o algo parecido, será recordado el gol número 180 de Martín Palermo para el mundo futbolístico. Serán pocas la memorias que señalarán que ese triunfo de Boca sobre el "Lobo" platense fue injusto, y que el verdadero héroe de esa tarde fue un Mauricio Caranta al que sólo le faltó colocarse una capa en sus espaldas.
Era la tarde-noche de Palermo, justo en La Plata, ante un Gimnasia al que tiene de hijo (fue al que más veces le marcó con la de Boca, 13 en 13 partidos), otra vez ante la historia. Y no se amilanó, la clavó en el ángulo y acrecentó la injusticia. Porque el "Lobo" mereció más en esa cancha con pinta de laguna. En el primer tiempo tuvo varias situaciones de peligro, todas abortadas por un Caranta enorme.
En el primer tiempo Boca llegó a los 10 con un disparo de JR Riquelme que pegó en el travesaño, pero desde ahí la visita se diluyó y Gimnasia creció en el campo. Para colmo, se fue expulsado Maidana y el equipo de Carlos Ischia tuvo problemas
El ingreso de Juan Cuevas sobre el cuarto de hora por el lesionado Juan Neira le agregó otro problema a Boca. A los 16 Diego Alonso casi marca de taco, pero Caranta no lo dejó y unos minutos después el delantero casi la clava de volea.
Pero en lo mejor de Gimnasia, tomó el balón Riquelme, le puso justo, y el penal a Palacio lo cambió por gol el "Titán".
Gimnasia pudo haber llegado al empate en el primer cuarto de hora de la segunda etapa, lapso en el cual convirtió en figura a Caranta. El arquero de Boca a los 4 minutos se jugó ante Cuevas, le sacó un cabezazo a Alonso a los 6 y tapó frente a Leal a los 14.
Por entonces a Boca, que estaba muy metido atrás, le costaba hacer pie porque Riquelme tenía muy poco contacto con la pelota. Después el local fue entrando en la confusión, perdió claridad y profundidad, entonces el equipo visitante logró llevar el juego al terreno que más le convenía, haciéndolo lento y con pocas llegadas.
Pero el local terminó de complicarse con la expulsión de Leal a los 28 por un codazo a Palacio.
En el último tramo, Boca controló las acciones sin sobresaltos y hasta pudo haber aumentado a los 32 cuando el palo derecho de Kletnicki devolvió un remate de Palacio luego de otro muy buen encuentro con Riquelme y a los 44, cuando el conductor pudo también ampliar el marcador y su disparo de derecha pegó en el caño izquierdo.