Todo lo que hace Manu Ginóbili es brillante. Todo lo que intenta es arriesgado, único, natural. "Estoy pasando por mi mejor momento", confesó con cierto pudor hace días, cuando en Argentina su rostro se repetía en todos los noticieros y desde la liga de básquet más poderosa y pomposa del mundo lo declaraban, junto a LeBron Jame, el mejor jugador de la semana.
A modo de Deja Vú, Manu sacudió otra vez la modorra de los Spurs, clavó 30 puntos en la madrugada del domingo, encestó el tiro ganador y le dio la victoria a su equipo sobre Milwaukee, por 94-96.
Otra buena para los texanos (record 40-17) fue que la osadía del criollo les permitió birlarle a Los Lakers (41-18) el primer lugar de la Conferencia Oeste, que lideran en soledad.
San Antonio es un equipo práctico y poco vistoso, pero sólido y ganador. Con esta última victoria suma ocho al hilo, y varias de ellas tuvieron como estrella única y destacada a un bahiense que se empeña en soñar con repetir aquella foto de Atenas, con laureles en la cabeza y una medalla dorada en el pecho, pero esta vez en Beijing '08.
Manu no fue invitado al último Juego de las Estrellas, y a ese desplante respondió con una serie de actuaciones para guardar en la memoria por siempre.
¿Por qué lo eligieron, por segunda vez en su carrera (la primera había sido el 12 de marzo del 2007), la figura más destacada de la semana en el Oeste? Es que concretó apariciones brillantes, al punto que opacó a un equipo que justamente hace de lo colectivo su esencia, al punto de dejar en un segundo plano a Tim Duncan.
Para el caso, el 19 de febrero le anotó 18 puntos, cuatro rebotes y tres asistencias a Charlotte (triunfo 85-65); dos día más tarde clavó 44, tres rebotes y cuatro asistencias, más el tiro vencedor a seis segundos del final, a Minnesota (100-99); y el 23 sumó 30 y 12 asistencias, la máxima personal en pases-gol (98-89).
El jueves última Dallas fue la nueva víctima de los Spurs de Ginóbili (97-94) y esta vez Manu se anotó con 17 puntos, cinco rebotes y el mismo número de asistencias, en poco más de 38 minutos.
Ayer los Spurs sufrieron porque el sistema defensivo de los Bucks se tragó a Duncan. Entonces emergió Manu, se hizo cargo cuando las papas quemaban, sumó 30 puntos (11 de 19 en lanzamientos, 4 asistencias y 4 rebotes) y no se inmutó al tomar la última bola para llevar a su equipo a lo más alto de la Conferencia. Hoy es la máxima estrella de los Spurs, ostenta el mejor promedio de puntos (20,7) y parece no tener techo.